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Philippe Noiret

Un comerciante y su doble

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- Tras tres años de silencio vuelve Philippe Noiret al cine en la primera película del belga Blasband, Un hônnete commerçant, dando vida a un traficante de droga.

Presentada por vez primera en la Mostra, Un hônnete commerçant señala el debut como director del guionista belga Philippe Blasband, autor de Una relación privada. Se trata de una investigación policiaca con tintes de género negro, no sin cierta ironía y un sutil cinismo, que recuerda en parte Bajo sospecha de Claude Miller, aunque la distingue un espíritu de “realismo surrealista”. El interrogatorio de Hubert Verkamen, homónimo de un traficante de droga acusado de un brutal homicidio, termina por transformarse en un sofisticado juego entre las partes durante el cual la realidad se transforma paradójicamente en ficción. Entre los protagonistas de esta coproducción belga-luxemburguesa, el gran Philippe Noiret en el papel del refinado vendedor y cruel hombre de negocios que cambiará la vida del infeliz recaudador fiscal Verkamen. Presente en Venecia para la proyección de la película, Noiret confirma su genio artístico ataviado con sombrero, puro y gafas oscuras.

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Como en el caso de Un hônnete commerçant, película del debutante Philippe Blasband, en su carrera hay muchas primeras películas de jóvenes directores. ¿Es una casualidad o algo que usted prefiere?
“Sí, hay motivos. De hecho he trabajado en varias. La verdad es que es algo que me da mucha satisfacción. Me agrada pensar que no me he equivocado en todo en la vida y que todavía puedo suscitar un poco de interés entre los jóvenes”.

¿Qué lo animó a aceptar el papel que Blasband le propuso?
“Por lo general suelo elegir atendiendo al guión, más que al papel. Y éste me gustó mucho desde el principio, por lo que no dude en aceptar”.

Se trata de una magnífica película policiaca en el que cada momento de la historia está perfectamente equilibrado. ¿Cree que es un producto típicamente belga o que en realidad presenta una dimensión más bien europea?
“Creo que lo que tiene de típicamente belga es el elemento surrealista. La historia es una simbiosis calculada de realismo y surrealismo. Es una característica que encuentro en todos los artistas belgas, sean directores, pintores o escultores”.

Un festival como éste es un escaparate promocional para muchas películas que no cuentan todavía con distribuidor. Los actores y directores se transforman en parte en una especie de promotores. ¿Qué se siente más, artista o empresario?
“De seguro, empresario no, algo que mi mujer lamenta mucho. Pero debo decir que tampoco soy un artista. Soy más bien un artesano, que se transforma en una especie de artista gracias al arte del director”.

Tras tres años de silencio, ¿Un hônnete commerçant marca su vuelta al cine o es sólo un paréntesis?
“En estos últimos años he trabajado mucho en teatro, pero este verano he vuelto a trabajar para el cine. Acabo de terminar el rodaje de Les côtelettes, dirigido por Bertrand Blier y en donde también actúa Michel Bouquet, y la semana próxima me iré a Montreal para empezar el rodaje de una película de Michel Boujenah”.

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