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Gustave Kervern, Benoît Delépine • Directores

“Llevar la poesía sin necesidad de decir una palabra”

por 

Cineuropa: Por primera vez, habéis trabajado con un actor de la categoría de Gérard Depardieu. ¿Fue más difícil el rodaje?
Gustave Kervern: Estábamos mejor preparados. A Gérard le gusta rodar rápido y nos hicimos cargo. Normalmente lo hacemos sin script pero en Mammuth [+lee también:
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hemos trabajado desde el principio con más indicaciones previas, más instrucciones escritas, preparando los encuadres antes incluso de que llegaran los actores. No hemos llegado al punto de rodar con el guión tradicional, pero no queríamos tampoco que Gérard se aburriese como un muerto mientras nos ocupábamos de asuntos técnicos. Por lo demás, valoramos a todos por igual. Gérard es un actor al igual que Bouli Lanners, Yolande Moreau y cualquier otro, sean o no profesionales, da igual, sin favoritismos.Acogemos a todo el mundo con la misma amabilidad.

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Benoît Délépine: Trabajar con Gérard es fantástico. Después de haber pasado por 400 escenarios diferentes durante su carrera, se sabe todas las técnicas. No tienes que decirle mucho; él ya sabe lo que hay que hacer y, al final, es él mismo quien dirigió su personaje.

Su personaje recuerda a Mickey Rourke en El luchador: el peinado, la desgana general, las escenas sangrientas, el medio social, la nostalgia... ¿Son alusiones voluntarias?
Gustave Kervern: En absoluto. No había visto la película de Aronofsky antes de hacer Mammuth. La he visto después y me ha parecido una obra excelente. Comparar la nuestra con aquella, por fortuito que eso sea, es un halago. No teníamos mucha opción en cuanto al aspecto de Gérard. No quiso cambiarse el peinado, aunque lo haya hecho a menudo durante su carrera. Nosotros necesitábamos un look de motorista al que le pesan los años, lo que era incompatible con su corte de pelo habitual. La peluca y los añadidos los encontramos en el último minuto. Fue muy complicado convencer a Gérard, pero era esencial que fuera así porque su personaje también cambia a lo largo de la película.

¿Fue fácil convencerlo para la escena de cama bastante osada con otro hombre?
Gustave Kervern: Para nosotros, Gérard es el de Los rompepelotas, aun si no ha hecho cosas de ese estilo últimamente, así que podíamos esperar que lo hiciera. Nos gusta que las cosas "lleguen al fondo" y él lo sabía. Decidió realizar la escena sin cobro adicional; confió en nosotros. Es una gran muestra de respeto y se lo agradecemos.

La película tiene ciertas particularidades visuales...
Gustave Kervern: La gente nos dice que la imagen es asquerosa; esperan ver alta definición en cualquier parte. Eso es justo lo que no queríamos. Este tipo de película se llama «inversible»; nunca se ha usado en el cine. Es muy difícil trabajar con ella y creo que no lo volveremos a hacer; nos complicó mucho la vida, sobre todo en el calibrado. Un verdadero follón, aunque estamos contentos con el resultado.

Benoît Délépine: Para nosotros era algo parecido al equivalente en color del antiguo blanco y negro. Queríamos llevar la poesía sin necesidad de decir una palabra. Ahora bien, no buscamos efectismos estéticos con planos raros y movimientos acrobáticos de la cámara. La película es bonita, pero no estética; o, por lo menos, eso esperamos.

Tenéis una manera muy especial de tratar los personajes ancianos: en vuestro cine siempre hacen o dicen cosas sorprendentes, chocantes incluso.
Benoît Délépine: Son nuestros héroes. El mero hecho de ofrecerles la posibilidad de hacer cosas irreverentes es, para nosotros, un merecido reconocimiento para con ellos. Les da igual, han adquirido una gran sabiduría, muestran su cuerpo sin tapujos: es una buena muestra de su arte. De alguna forma, Depardieu también es así: es un viejo, no tiene nada que perder.

Gustave Kervern: A los ancianos los encuentro bellos, nunca patéticos. Pasa igual que con Gérard en la película: se reía a menudo de su cuerpo cuando se veía en la pantalla, pero a nosotros nos parecía magnífico. Es un león obeso, pero todo un león en cualquier caso.

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