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Gianni di Gregorio • Director

Mi película sobre las mujeres nació en un autobús

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- El tiempo pasa y las mujeres ya no te sonríen. La nostalgia y el romanticismo se dan cita con el humor amable e irresistible característico del director italian

"La idea de Gianni e le donne [+lee también:
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se me ocurrió un día en el autobús, un medio de transporte que uso muchísimo. Antes, durante el trayecto, podía pasar que mi mirada se cruzase con la de una mujer. Y de aquí nacían fantasías de todo tipo, que no pasaban de ahí, claro está, pero que me dejaban en cualquier caso sensaciones positivas. Luego todo termina. En un momento dado te das cuenta de haberte hecho invisible".

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, de Matteo Garrone, se pone por segunda vez tras la cámara después del éxito de Vacaciones de Ferragosto [+lee también:
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. Cineuropa ha podido charlar con él durante la rueda de prensa de presentación de Gianni e le donne, una película con pocos diálogos y caracterizada por el sentido de humor tenue y casi pasivo del protagonista, el mismo Di Gregorio.

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"La comicidad pasiva del protagonista es la mía. Es mi modo de narrar. No consigo hacerlo con seriedad. Esto posiblemente sea una reacción a la educación severa y formal que he tenido, en una casa de gigantescas cortinas oscuras. De pequeño leía a Leopardi, pero con el paso del tiempo he aprendido a reírme de cualquier cosa y la comicidad se debe a una manera de ser. El sufrimiento me asusta y por ello intento exorcizarlo con un chiste, con una sonrisa".

Una sonrisa cargada de melancolía.
La melancolía es el motor de toda la película. El tiempo pasa, de esto quería hablar.

Y naturalmente está también la relación con las mujeres...
Mi relación con las mujeres es la que se ve en la película: una relación de amor, devoción y sumisión. Es difícil de explicar, quizás por ello he sentido la necesidad de hacer una película y hacer una reflexión más articulada. A esta edad, las mujeres nos ven como un sillón o una lámpara, somos transparentes.

Existen referencias a hechos reales recientes sobre el presidente de Italia. La relación entre ancianos y jovencitas.
En la película hay claramente elementos actuales, pero todo es espontáneo, casual. No lo he hecho de modo voluntario. Tener que tratar la actualidad me habría puesto nervioso, pero si la película resulta provocadora tampoco me parece mal. Y luego el cine, con frecuencia, termina por estar más cercana a la realidad de lo que uno quería.

¿El éxito de tu primera película ha influenciado la escritura de la segunda?
El éxito de Vacaciones de Ferragosto me ha dado más responsabilidad y me ha asustado un poco. Tenía en mente mi segunda película desde hace tiempo, pero me tomaba algo de tiempo, daba vueltas a su alrededor. El productor Angelo Barbagallo me ha ayudado mucho para que siguiese en esta línea de ligereza, de aparente superficialidad. Sólo aparente, ya que hemos trabajado el guión de modo muy articulado.

Podría ser el segundo capítulo de una trilogía.
No lo sé, ya veremos. Quizás haya más cosas que sacar de mi vida y habrá la posibilidad de plasmarla en el cine. Puede que haya un modo de hablar de mi. En esta película, la relación con la madre no era muy importante al principio, pero luego ha crecido cada vez más.

Además de la relación con la madre, un tema importante es el dinero.
Cuando murió mi madre me dejó muchísimas deudas y he tardado más de diez años en pagarlas todas. Probablemente utilizaré en otras películas el tema del dinero y de no tenerlo...

En esta segunda película se respiran un cierto tipo de cine francés.
Me gusta mucho el cine francés, por su garbo, por algunos realizadores y su estilo. Pero mientras más pasa el tiempo más me doy cuenta de lo que amo el cine ruso y la literatura rusa del s. XIX.

La Roma de tu película es una ciudad muy viva pero no muy reconocible.
Más allá de la Plaza Navona o del Ara Pacis, aparecen muchos rincones escondidos de la ciudad. Porque a Roma hay barrios céntricos, como Testaccio o Trastevere, que, aunque han cambiado muchísimo, han mantenido un cierto espíritu popular. Incluso los extranjeros se sienten enseguida parte de ellos, sienten una cierta familiaridad con el lugar.

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