08/10/2012 - La apuesta de Biennale College-Cinema consiste en rodar una película con 150.000 euros y presentarla en el Festival de Venecia

Hacer un largometraje con sólo 150.000 euros y presentarlo en el Festival de Venecia. Este es el desafío lanzado por la Mostra de Venecia a través de una iniciativa de apoyo a directores y productores durante la preparación de su primera obra audiovisual. Ha sido bautizada Biennale College-Cinema y nace como resultado de la colaboración con Gucci, gracias a la ayuda del Ministerio de Cultura de Italia y la Región Veneta y en colaboración con IFP, el Festival Internacional de Cine de Dubai y TorinoFilmLab. Es posible presentar la solicitud hasta el 24 de octubre. El director artístico del certamen veneciano explica su funcionamiento.

Cineuropa: Existen el Berlinale Talent Campus y el Atelier de Cannes, así como foros de coproducción en todo el mundo. ¿Qué hace distinto a Biennale College?
Alberto Barbera: La diferencia es que el College se propone un objetivo muy ambicioso: pasar de la fase inicial (que es donde nace la idea, la trama, el guion, algo muy común en muchos de estos talleres frecuentemente unidos a un festival) al producto final. Esto no lo hace nadie. El College apuesta por la posibilidad de que, a lo largo de doce meses, se puedan seleccionar quince proyectos interesantes, trabajar con sus autores, elegir los tres que tengan más posibilidades de ser terminados, financiarlos y hacer que sean terminados a tiempo para presentarlos en el festival. Es algo que hasta ahora nadie había hecho. Supone, por un lado, la capacidad de desarrollar un proyecto a partir de la idea de que hoy día es posible hacer películas con presupuestos ínfimos, en condiciones que hasta hace poco parecían absolutamente prohibitivas y que hoy las nuevas tecnologías han hecho posibles. Por otro lado, pretendemos construir un sistema de funcionamiento, de control, de verificación del apoyo a los autores, que reciben la financiación directamente de la Bienal: un sistema que garantice no la calidad, que depende exclusivamente del talento del individuo y su productor, sino que el barco llegue a buen puerto, lo cual no es siempre algo que ocurra por descontado.

¿Los 150.000 euros tienen que bastar para todo?
La película debe hacerse con esa cifra, con un coste máximo de 150.000 euros, incluyendo impuestos, costes sindicales, etcétera. No es posible solicitar más fondos, no se puede pedir a una film commission que contribuya con más dinero. Todo deberá ser demostrado y certificado. La película se someterá a un seguimiento de nuestros tutores, que estarán en contacto con el productor, examinarán cómo piensan gastar el dinero, según los presupuestos, y comprobarán que lo han gastado tal y como ha sido declarado.

¿Habéis elegido ya a los tutores? ¿Quiénes son?
Tenemos ya tres tutores, que son para nosotros una referencia fundamental y constante. Uno es Michel Reilhac, que desde 2002 dirige la unidad de cine de Arte France, aunque cesará su colaboración a finales de este año. Luego está Joana Vicente, directora ejecutiva del IFP (Independent Filmmaker Project) de Nueva York, que hasta ahora ha dado su apoyo a 7.000 películas y más de 20.000 cineastas. El tercer tutor es Jane Williams, responsable del taller de desarrollo de proyectos del Dubai Film Market. Llegarán más tutores, de manera que puedan seguir los proyectos en sus distintas fases, someterlos a un proceso de análisis y garantizar que el margen de riesgo sea mínimo. Savina Neirotti es Head of Programme.

¿Qué presupuesto tiene el College y quién lo financia?
El presupuesto no será inferior a un millón de euros, necesario para cubrir la financiación de las tres películas, los costes de gestión y de los tutores, la estancia en Venecia de los quince autores y los quince productores seleccionados. Estos fondos provienen principalmente de patrocinadores privados, uno de los cuales es Gucci, que ha firmado un contrato de tres años de duración. Estamos negociando con otros patrocinadores interesados en participar en la operación desde el punto de vista económico. Se trata de socios no italianos, sujetos o instituciones que operan en sectores análogos, creen en el proyecto y desean invertir en su desarrollo futuro, así como por los beneficios que puedan obtener en áreas geográficas lejos de Europa.