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Matthias Glasner • Director

“La película es un viaje hacia la luz”

por 

- Después de El libre albedrío en 2006, el director alemán volvió a competir en la Berlinale en 2012 con Merced, que analizó pormenorizadamente ante la prensa internacional.

Matthias Glasner nació en 1965 y es un participante asiduo del festival de Berlín, en cuya sección Panorama presentó su primer largometraje, The Meds; al año siguiente, Sexy Sadie, y en 2000, Fandango. Compitió en San Sebastián en 2010 con This is Love [+lee también:
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, y en dos ocasiones por el Oso de oro de la Berlinale: en 2006 con El libre albedrío y este año con Merced [+lee también:
crítica
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entrevista: Matthias Glasner
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, que analizó pormenorizadamente ante la prensa internacional.

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¿Por qué quisiste rodar Merced en Noruega?
Matthias Glasner: Hace un par de años, fui hasta allí por razones personales. Por un lado pensé que Hammerfest era muy hostil, como si esta tierra no quisiese gente, pero, por otro, ves estas casitas, ves que la gente vive allí a pesar de todo. Tiene un elemento extraterrestre. Pero no tenía una historia que contar. Más tarde, la productora Kristine Knudsen me ofreció este guión, que se ambientaba en Copenhague, en una ciudad. Me pareció excelente, pero no entendía del todo a los personajes, a la familia. Quedaba un secreto. Así que pensé que quizás podía mezclar las dos cosas, coger este drama muy íntimo y ambientarlo en este paisaje tan arcaico, porque lo que ocurre en el guión no es tan psicológico, sino que más bien es sobre la naturaleza humana. Va más allá. Así que pensé, naturaleza dentro, naturaleza fuera, y la reacción química entre ambs daría lugar a algo emocionante.

Durante la guerra, los alemanas arrasaron literalmente Hammerfest. ¿Pudiste sentir la relación entre Alemania y Noruega?
Pensé mucho sobre ello y sobre si debía introducirlo o no. Existe un vínculo muy profundo entre nuestros países, pero de hecho se ha producido un perdón, se es consciente de ello, hay un museo, etc. Así que no quise hacer referencias directas en la película que la habrían cargado.

¿Qué influencia ha tenido la oscuridad permanente del invierno polar en la película?
La historia es un viaje hacia la luz. Está oscuro y entonces aparece el sol por el horizonte. Rodamos la película de modo cronológico, de manera que todos sintiésemos la influencia de la luz. Es fascinante la cantidad de gente en Noruega que se da cuenta de cuándo sale el sol, donde está exactamente en el cielo.

La película tiene muchos elementos espirituales, como la culpa o la admisión de la culpa para que pueda nacer la piedad.
Y sin embargo no es para nada religiosa o teológica. No traté la piedad de esa manera. A pesar de que el coro se encuentra en la iglesia, las canciones que cantan no son religiosas, sino que pertenecen a la cultura Sami. Vivimos en un mundo sin dios y la película es sobre cómo nosotros, los humanos, podemos dar con maneras de perdonarnos en un mundo sin dios. La religión ha estado siempre presente a lo largo de la historia de la humanidad. Sin ella, ¿podemos perdonarnos los unos a los otros? Y, si no es así, ¿qué quiere decir?

En cuanto al tema del perdón, hay una escena en la que el hijo admite que ha escupido en la mochila de otro niño y le pide perdón, pero éste no acepta sus disculpas.
En el guión, el niño aceptaba las disculpas, pero lo cambié. Se niega a hacerlo, pero en su cara (el joven actor hizo un gran trabajo minimalista) podemos ver la sombra de una sonrisa. Las disculpas no son aceptadas, pero es algo secundario. No deja de ser positivo que el hijo haya pedido perdón. Más tarde se hace evidente, a pesar de que no fueron aceptadas.

Tus películas, a pesar ser duras, siempre ofrecen segundas oportunidades.
Cada vez siento más la necesidad de introducir un elemento utópico en mis proyectos. Lo necesito por mis personajes. Al final de Gloria, de John Cassavetes, el niño está solo y Gena Rowlands ha muerto, pero entonces el chico va al cementerio y ella aparece y se abrazan. Cuando alguien le dijo a Cassavetes que no podía hacerlo, dijo: “Es mi película y no voy a dejar solo a este niño”. Es algo que se quedó en mi cabeza y lo añadí a la película, aunque no formaba parte del guión. Al final, el perdón y la piedad se hacen realidad. Hay quien dice que no se cree que los padres se comportarían de esa manera, pero yo les respondo: 'Bueno, si no te lo crees es por tu falta de confianza en las posibilidades y el potencial de los seres humanos'. Como director, quiero creer que este tipo de momentos pueden suceder, que es posible.

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