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Hüseyin Karabey • Director

“Sólo las emociones pueden cambiar la mentalidad de la gente”

por 

- El director turco Hüseyin Karabey habla a Cineuropa sobre los problemas de realización de Come to My Voice y su deseo de perpetuar la tradición curda de la narración

Hüseyin Karabey  • Director

El director turco de origen turco Hüseyin Karabey se hizo famoso en el ámbito internacional en 2008 con su debut, Gitmek: My Marlon and Brando, con el que ganó premios como el de mejor película balcánica en el Festival de Sofía y mejor dirección en Tribeca, así como el Corazón de Sarajevo a la mejor actriz para su protagonista, Ayça Damgaci. Podría ser definido como un cineasta político, ya que todas sus películas giran en torno al problema curdo, incluyendo F Tipi Film (2012), sobre la reclusión en solitario de los prisioneros políticos en Turquía.

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En su trabajo más reciente, Come to My Voice [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Hüseyin Karabey
ficha de la película
]
,, Karabey permanece fiel a este tema con una historia sobre una niña y su abuela que intentan dar con la manera de sacar al padre de la pequeña de la cárcel. El director habla con Cineuropa sobre su deseo de perpetuar la tradición curda de narración y sobre los problemas de realizar una película que trata un tema tabú.

Cineuropa: La estructura de la película gira por completo en torno a la narración. Es narrada por un juglar y varias historias son contadas dentro de la película.

Hüseyin Karabey: Adoro el cine y siempre he querido intentar algo nuevo. En esta ocasión he intentado volver a mis raíces. Los juglares, o dengbej (que significa “maestro de la voz”), son muy respetados en la sociedad curda. De aquí es de donde saqué inspiración, de esta tradición de narración. Si ves los personajes de la historias, todos son narradores, algunos de ellos profesionales, otros no. Pero del mismo modo en que la niña al final de la película sigue con la tradición de la narración, he querido hacerlo, pero en el cine. Ésta es mi contribución a esta tradición.

Todas tus películas giran sobre la cuestión curda. ¿Cómo ves este problema y qué papel tienes desde el punto de vista político?

Los curdos siempre están relacionados con el terrorismo para la sociedad turca, porque es la manera con que son representadas en los medios de comunicación. No conocen nuestra cultura. Ni siquiera conocen la geografía, así que para la película utilicé unas localizaciones majestuosas, pero todo depende de cómo quieras mostrarlo. Quise crear una empatía hacia la vida y la cultura curda. La historia tenía un fondo político, como siempre, pero no quise ir más allá de lo que se puede ver. Soy curdo, de una familia trabajadora, y a ojos del Estado soy un criminal en potencia. Mientras estudiaba en la universidad, fui arrestado por haber participado en manifestaciones. Nunca vemos las historias desde el punto de vista de los curdos en el cine, por eso quise convertirme en cineasta, para contar al público mis problemas y los problemas de mi gente. Tengo la responsabilidad de contar estas historias. Gracias al cine aprendí que la información no cambia la mentalidad del público, pero la emoción sí. Para ser capaz de poner estas emociones en la gran pantalla hay que vivirlas, tienen que ser tuyas.

Has encontrado muchos problemas para sacar adelante la producción.

No hay muchas posibilidades de financiación para el cine independiente en Turquía y una película sobre un tabú lo tiene aún más difícil. Hemos solicitado ayudas en dos ocasiones al fondo cinematográfico del Ministerio de Cultura, pero ambas fueron denegadas. Me dijeron claramente que no podían financiarla porque podría crearles problemas con el Ejército. Sin embargo, gracias a mi primera película, tuve la oportunidad de trabajar con productores de Francia y Alemania y de esta manera acceder a los fondos de ambos países. Por fortuna, mis productores consiguieron que pudiese gastar dichos fondos en Turquía, algo muy raro. El equipo también estaba dispuesto a ayuda trabajando gratis durante una parte del rodaje, así que decidí comenzarlo cuando aún tenía sólo el 60%. Nuestra solicitud de ayuda para la postproducción del Ministerio de Cultura fue rechazada, así que comenzamos una campaña en Kickstarter, donde sacamos 15.000 dólares, e hicimos un acuerdo de colaboración con la empresa de postproducción alemana Cine Plus. Durante el rodaje, en verano de 2012, se produjo el último gran enfrentamiento entre la guerrilla curda y el ejército turco. Encontramos buenas localizaciones lejos de las zonas bélicas, pero hacia el final del rodaje se habían extendido casi hasta dónde estábamos, en torno al lago Van, cerca de la frontera con Irán. Varios ayudantes de producción colaboraban con la gente local. Les conté mi historia y dijeron que esas cosas pasaron en realidad entre 1995 y 2000. El ejército hacía redadas cada noche y humillaba a la gente, así que nos ayudaron mucho durante el rodaje. Además, encontré en ese mismo pueblo a la niña, Feride Gezer, que interpreta a la abuela.

¿Cuál es tu siguiente proyecto?

Será una historia sobre el golpe militar de 1971 y el secuestro de un diplomático israelí por un grupo de estudiantes después de que algunos de sus líderes fuesen sentenciados a muerte. Una especia de thriller político, pero con mi propio toque. 

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(Traducción del inglés)

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