email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

Kristian Milic • Director

No hay lugar para la política en el cine

por 

- Kristijan Milic habló con Cineuropa de su segundo largometraje, Number 55, de su experiencia en los 90 durante la guerra en Croacia y su gusto por el cine de género.

Kristian Milic • Director

El segundo largometraje del croata Kristijan Milic, Number 55 [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
, se alzó con ocho Golden Arenas, incluyendo los premios a la mejor película y al mejor director, en el último festival de cine de Pula. El director habló con Cineuropa de su experiencia en los 90 durante la guerra en Croacia y su gusto por el cine de género. 

Cineuropa: Usted tiene un gusto evidente por el cine de género: ésta es su segunda película bélica y, mientras que en The Living and the Dead aparecía mezclada con el terror, Number 55 está más vinculada con el cine de acción.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

Kristijan Milic: Siempre me ha gustado el cine bélico, sobre todo las películas de la guerra de Vietnam. Después de combatir yo mismo en la guerra, mi gusto por el género creció aún más. Cada género tiene sus subgéneros, así que una película de guerra también puede ser más o menos una cinta de acción o de terror incluso, pero el género bélico no es el único que me interesa; soy un gran admirador del cine policíaco y de terror.

Number 55 se basa en un acontecimiento real. ¿Por qué optó por hacer una película sobre esta historia precisamente?

Aparte del hecho de que ésta es una de las historias más trágicas de la Guerra de la Patria [de Croacia], es ideal para una adaptación a la gran pantalla en todos los sentidos: es interesante, tiene suspense, resulta devastadora y puede hacerse con medios limitados. Por otra parte, no mucha gente sabe lo que ocurrió, lo que constituye para nosotros otra razón para hacer una película sobre ello.

¿Qué le llevó a prescindir de uno o dos personajes principales a favor de toda una serie de personajes de importancia más o menos pareja? ¿No cree que disminuye las posibilidades de que el público conecte con la película?

Creo que es una forma legítima de acercarnos a un grupo de gente (en este caso, varios grupos). No es algo infrecuente, sobre todo en el género bélico. Howard Hawks y John Carpenter hicieron esto mismo en muchas de sus películas. Ésta es deudora de esa tradición y su concepto recuerda indudablemente al de Asalto al distrito 13, aunque en nuestro caso nos basamos en hechos reales. En lo que concierne a la conexión con el público, no creo que reduzca su impacto. A menudo la gente se ve forzada a identificarse con un personaje con el que quizá no tienen ninguna afinidad. En esta película, cada cual puede escoger al personaje que más les parezca y, sinceramente, espero que la mayoría de los espectadores conecten con todos ellos: ese es el propósito de haberla hecho con esa idea.

¿Cómo encajó su experiencia en la guerra con la realización de esta cinta? No hay política en ella ni tampoco una relación directa con el enemigo.

En el campo de batalla, rara vez se ve al enemigo y, cuando uno lo ve, trata de esquivar sus balas o de dispararlo. Esa es la relación más cercana que uno puede llegar a imaginar con él, créame. En cuanto a la política, creo que no tiene lugar en el cine. Detesto, literalmente, las películas que imponen cualquier tipo de visión política al público. En mi cine, trato de ser lo más objetivo posible, aun a costa de ir en contra de mis propias inclinaciones.

El film hace gala de algunos efectos especiales de primer nivel. ¿Cuáles fueron las principales dificultades a la hora de trabajar esa faceta y cómo fue la experiencia de hacer una película de este tipo en Croacia?

La parte más complicada fue rodar todas las escenas en el tiempo previsto. Son escenas muy exigentes y disponíamos de poco tiempo. Como en el cine el tiempo es dinero, la respuesta es sencilla: las condiciones para hacer películas así en Croacia son malas porque no hay suficiente dinero. La cinta nos ha costado aproximadamente un millón de dólares. Trate de imaginar su presupuesto si se hubiera rodado en Estados Unidos. A modo de comparación, diré que cada uno de los episodios de Hermanos de sangrecostó 12,5 millones de dólares, en 2001. Hoy costarían tres veces más.

¿Cómo ve la relación del cine croata con la guerra de los noventa?

Hacer cine bélico nunca ha sido algo popular. En Croacia se había generalizado la idea de que todas nuestras películas eran películas de guerra, aunque fueran, en su mayoría, dramas con un trasfondo (inevitablemente) bélico. Puedo contar con los dedos de una mano las películas realmente bélicas que se han hecho en el país y hasta éstas no estarían cimentadas en el mismo acto de la guerra. Quizá hoy se aceptará una cinta de este tipo mejor que hace 10 o 15 años, cuando la guerra aún era un recuerdo fresco en la memoria.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy