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Mantas Kvedaravicius • Director

“Confío en los habitantes de Mariupol”

por 

- Cineuropa se ha entrevistado con el director lituano Mantas Kvedaravicius, cuyo último documental, Mariupolis, premiado en Vilnius, se ha podido ver estos días en el festival Visions du Réel

Mantas Kvedaravicius • Director

Mariupolis, estrenado ante el público en el Festival de Berlín de este año, es un destacado y oportuno documental a cerca de la ciudad de Mariupol, en Ucrania. En él, Mantas Kveradavicius examina una ciudad situada cerca de la disputada región de Donetsk, y cuyos residentes viven bajo la amenaza de la guerra en permanencia. Pero Kveradavicius no se detiene en describir feroces batallas o peleas sangrientas. Lo que hace es presentarnos una población que sigue llevando una vida normal, como de costumbre. ¿Se trata de un estoicismo valiente o de una negativa a aceptar la realidad política?

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Kvedaravicius, cuyo previo documental, Barzakh, fue altamente apreciado en el circuito de festivales, ha presentado recientemente su película en su país natal, en el Festival de Vilna. Allí recibió el Premio al Mejor Director por su película seleccionada en la sección competitiva “Baltic Gaze”. Es la primera vez que una película de Lituania recibe tal honor en este festival. Actualmente el documental se proyecta en Visions du réel, en Nyon. Cineuropa se ha entrevistado allí con Kveradavicius para charlar sobre la preparación y la reacción que Mariupolis suscita.

Cineuropa: ¿Qué fue lo que te motivó para dirigir esta película?
Mantas Kvedaravicius
Mariupolis ha estado en mis planes de trabajo durante bastante tiempo, por lo menos desde los tres últimos años. En aquel entonces, estábamos trabajando en el guión de un proyecto que iba a tener lugar en Odessa, Estambul, y Atenas. Mariupol, que viene del griego Mariupolis (en esta ciudad hay una gran influencia de los griegos ortodoxos que se establecieron en ella, de hecho muchas personas la siguen llamando por su nombre griego) me pareció un lugar con un interés particular. Llegué a esta ciudad en marzo del 2015 para observar lo que pasaba, pues la ciudad estaba en primera línea de fuego y al mismo tiempo vivía una situación ambivalente: los habitantes no se manifestaban ni a favor de Ucrania ni a favor de Rusia. Cuando llegué allí, me di cuenta de que la situación que vivían era única, con un zoológico y un teatro cercanos a la línea de fuego, pensé que algo podría surgir sobre la manera en que el espacio y la política interactúan sobre el ser humano.

¿Cuánto duró el rodaje?
Tardamos dos semanas en preparar el rodaje, sabíamos muy bien lo que queríamos. Como en aquel momento no teníamos ni tiempo ni dinero, decidimos que íbamos a rodar durante un mes hasta el 9 de mayo (que es el Día de la Victoria), ya que se rumoreaba que la ciudad sufriría un nuevo ataque en esa fecha. Así que rodamos durante un mes y llegó ese día: por suerte, no se produjo ningún ataque y seguimos rodando durante algunas semanas más, aunque lo principal de la película se había hecho durante el primer mes.

¿Cómo reaccionó la población?
Los habitantes de Mariupolis son las personas más valientes y decididas que he conocido en esta región. A pesar de que la ciudad estaba y está, de alguna manera, dividida, la población mantuvo una actitud bastante abierta para hablarnos del conflicto y para llevarnos a los diferentes lugares que visitamos.

El hecho de filmar la vida cotidiana, ¿fue una decisión tomada a conciencia o fue una reacción a lo que te encontraste al llegar allí?
Está claro que la película busca posicionarse frente a los diferentes medios de comunicación, incluido el cine, que van construyendo un conflicto oral, ideológico y del divertimento que va alimentando esta guerra. Así pues, en cierta manera, cada día trataba de alejarme de mi propia representación de la realidad dominante, que es casi por fuerza ideológica, ya sea de un punto de vista estético o más bruto. Desde luego, la representación de la guerra y la manera en que entendemos y explicamos la guerra, también forman parte de esta “máquina del espectáculo”.

¿Qué crees que pasará con Mariupol en el futuro?
Necesitaríamos que algo parecido a un adivino griego nos leyera el futuro. Pero como confío en sus habitantes, diría que la ciudad encontrará, o más bien, defenderá, el lugar que le pertenece.

¿Cuál es tu próximo trabajo?
Como he dicho antes, estoy trabajando en un proyecto a largo plazo entre Atenas, Estambul y Odesa, en el cual hablo por igual sobre el cuerpo humano, la locura y la política.

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(Traducción del inglés por Ainhoa Jáuregui)

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