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ESPAÑA Francia

Jonás Trueba • Director de Volveréis

“La idea del reciclaje la puedes aplicar también al amor y a la pareja"

por 

- El director madrileño nos desvela claves de su nuevo largometraje, ganador del Label Europa Cinemas de la última Quincena de Cineastas de Cannes

Jonás Trueba • Director de Volveréis
(© Juan Ballester/Los Ilusos Films)

Jonás Trueba se alzó con el Label Europa Cinemas a la mejor película europea de la Quincena de Cineastas de Cannes con Volveréis [+lee también:
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, que ha escrito junto a sus dos protagonistas: Itsaso Arana (directora de Las chicas están bien [+lee también:
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, que se vio el año pasado en Karlovy Vary) y Vito Sanz (rostro habitual, como Arana, de la filmografía del responsable de La virgen de agosto [+lee también:
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o Tenéis que venir a verla [+lee también:
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). La cinta se estrena en Francia con Arizona hoy, 28 de agosto, y en España con Elastica el viernes 30 de agosto.

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Cineuropa: Como en La virgen de agosto, Madrid se repite como escenario adherido a tu nuevo largometraje.
Jonás Trueba:
Me gusta la idea de que el cine trabaja bien la repetición. La vida es también repetición la mayor parte del tiempo. Siempre me ha gustado la idea de la rutina, de volver a los mismos sitios y frecuentar a las mismas personas. Eso es la vida. Me parece lógico trasladar eso a las películas mientras vamos cambiando y hay variaciones. Ir rodando estos films estos años acaba siendo un valor, al insistir en las mismas cosas la mayor parte del tiempo.

En La virgen de agosto el personaje de Itsaso miraba su ciudad con otros ojos, como de visitante o turista, pero en Volveréis se da el deseo de romper con el pasado para empezar algo nuevo, pero limpio de nostalgias.
Volveréis tiene que ver con la idea de la repetición, pero no de cualquier manera. Seguir viviendo junto a las mismas personas implica también una especie de pacto, una fidelidad que no es automática, sino que se tiene que ir renovando. El film también habla de eso: es una pareja que quiere separarse como manera de pensarse separadamente. Lo mismo pasa con la ciudad, volviendo a mirarla de otra manera y tratando de crear un nuevo contrato con ella. La repetición no es algo mecánico porque sí, sino que es algo que entraña también como un volverse a poner de acuerdo casi cada vez, cada día: eso lo podemos aplicar al amor, a las relaciones de amistad, a tu actitud con tu ciudad y con tu oficio, con el cine, obligándote cada día a replanteártelo, a reformularlo, a reinventarte.

De todos modos, la idea inicial de Volveréis, bastante peculiar, rompe esquemas. ¡Cómo descoloca y cómo reaccionan los demás ante las decisiones ajenas!
Es una idea loca y viene a zarandear cierta mecánica de lo que se supone que debe ser una separación, una ruptura y un drama. Me gusta esa paradoja de celebrar algo que a priori es triste, pero en el fondo, si lo piensas y lo miras, encuentras que también tiene algo de sentido, que tiene incluso un sentimiento mucho más profundo de lo que a priori puede parecer simplemente una boutade, una ocurrencia. Al final hay algo ahí: un ideal, un deseo de no tomarse las cosas tan en serio o de darles la vuelta.

El amor puede ser un hábito, una costumbre o un estilo de vida. ¿También hay que trabajarlo?
Es una idea del amor y de la pareja que se renueva cada día y si no lo haces así probablemente esté condenada a morir. Me gusta reivindicar una idea de la pareja convencional o vieja, pero que todavía se puede defender y es casi admirable: esas parejas que duran no por inercia, sino porque se da esa reformulación y reinvención constante. Esas parejas que saben durar porque se exigen tiene algo admirable, sobre todo en estos tiempos en los que es tan difícil que algo dure. También la idea del reciclaje la puedes aplicar al amor y la pareja: hay algo orgánico en eso.

¿Por qué se llaman casi igual (Ale y Alex) los protagonistas? ¿Porque han llegado a mimetizarse tras años de convivencia?
Puede ser, hay algo de eso. Instintivamente nos salió llamarles así, como si fueran una misma cosa o una variación el uno del otro. Esas mímesis se dan también cuando trabajas en lo mismo y lo compartes todo. Hay algo en eso que está bien y, a la vez, algo confuso: se mezcla todo tanto que uno está en el otro, o dices lo que ha pensado el otro, pasando las ideas del otro a ser las tuyas. Es algo bonito y problemático.

¿Y cómo has acogido el premio en Cannes?
Ha sido un paso natural después de un recorrido durante años a muchos niveles, en otros festivales y en Francia particularmente, donde una distribuidora pequeña ha ido estrenando mis películas y ha hecho que allí se conozca nuestro trabajo.

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