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Giorgio Gosetti • Festival de Cine de Roma

"Trabajar en el sentido de la creación y la industria"

por 

Encuentro con el director de la sección Cine 2007 y de la Business Street del Festival de Cine de Roma (2ª edición, del 18 al 27 de octubre 2007).

Cineuropa: ¿Cuáles fueron sus principales ejes de trabajo para esta segunda edición?
Giorgio Gosetti: Trabajamos sobre la precisión del papel de las distintas secciones con un exitoso reequilibrio gracias al trabajo de Piera Detassis para la sección Première y a la fuerza general de Extra, que se define como el espacio de los documentales, del cine experimental y los encuentros. La sección Cinéma 2007 (competición y fuera de la competición), por su parte, se reforzó en su idea de un cine de autor de alta calidad, pero que se selecciona en función de un público. No se compara a las selecciones de Cannes o Venecia; en primer lugar, debido a que el Festival es nuevo y, a continuación, por la gran libertad que podemos tomar en la búsqueda de las novedades o en la de las lenguas y autores un poco más variados. Pero el atractivo de un León de Oro o de una Palma de Oro sigue siendo incomparable. Por otra parte, disminuimos un poco el número global de películas (una quincena menos) sin reducir la escala internacional del Festival. También apostamos aún más por proyectos de acontecimientos, programas establecidos directamente en la ciudad con realidades culturales locales como los cineclubs, las asociaciones…

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¿Experimentó una presión suplementaria en su proceso de selección?
Una segunda edición es más difícil que una primera, que se beneficia del efecto de la sorpresa. La espera y la presión de los medios de comunicación y profesionales son diferentes. La primera vez es: “muestren que son capaces de hacer algo”, mientras que la segunda vez es “muestren lo que quieren hacer” y es más difícil. Tuvimos en cuenta la solicitud de identidad que se había expresado al término de la primera edición. Vimos entonces muchas películas (1.120 para Cinéma 2007) y tuvimos las dificultades normales de una selección, en particular, cuando se sitúa después de Venecia. Quizá incluso aún más en el buen sentido de la palabra, ya que las películas que habíamos seleccionado se encontraron a continuación en Toronto, por la publicidad del público romano. Nos convertimos a veces en una tarjeta de visita. Pero eso no nos molesta, ya que no está en los cromosomas de Roma tener la angustia de los estrenos mundiales

¿La etiqueta “Toronto en Roma” asignada por sus detractores le molesta?
Me molestaría si el proyecto de Roma no integrara desde el principio en su proceso de selección la posibilidad de tener en cuenta también películas que están en Toronto. Y no se dice de Toronto: "es Cannes en Canadá". Las dos realidades son incomparables: Toronto tiene 350 películas, se presenta como la puerta de oro a un continente. Roma no es eso y no podrá ser nunca Toronto en Roma. Desde el principio, deseamos ser concretos y trabajar en el sentido de la creación y la industria. Actualmente, de un continente al otro, y aunque la información se mediatiza, muchas películas no son visibles e incluso los profesionales no llegan a verlo todo en Toronto, sin hablar de la prensa europea e italiana, que no cubren especialmente el festival canadiense. ¿Qué es lo más importante: ayudar a buenas películas a circular, e incluso a venderse, o competir en el lugar del estreno mundial?. No tuvimos ninguna duda, ya que trabajamos sobre un concepto que convierte a la plataforma de Roma interesante para una película.

¿Cuáles son sus esperanzas para el mercado de la Business Street?
Lo preveo como una subida progresiva, con un 25% de participantes más este año. Tengo la impresión que ya somos considerados como una opción importante, en particular desde el punto de vista europeo y asiático, ya que no tenemos las mismas fechas que Pusan. Europa es el elemento prioritario hoy, pero no hay que olvidar que vivimos en una época de fuerte globalización. Por el momento, nos concentramos en la idea de que Roma puede ser un lugar de encuentros y negocios para esta clase de cine que tiene dificultades para encontrar su lugar en mercados como el AFM, que desalienta a un determinado género de productos. Es el año de la verificación y solamente los profesionales podrán decirnos al final si debemos continuar creciendo suavemente o si hay ya demasiados mercados.

¿El Festival del Cine podría prescindir del apoyo y el activismo del alcalde de Roma?
Lo que fue y sigue siendo indispensable es el acuerdo y la pasión que las fuerzas públicas (ciudad, región, provincia, Cámara de Comercio) pusieron en el proyecto. Y esta fuerza va más allá de una personalidad específica, aunque tenemos la gran ventaja de tener un alcalde cinéfilo y competente. Pero no busca ser el selector de las películas. Lo que es importante y raro es que no somos el festival de una ciudad apoyado por el dinero del Estado, sino una opción elegida por el conjunto de las autoridades públicas.

¿No falta un único selector que sería un vector de identificación?
Elegimos a un equipo en vez de a un único director artístico. La idea moderna de un festival viene de la suma de las competencias, que se pueda hacer un trabajo de grupo, que pasa a ser al final más eficaz. Es verdad que un festival debe tener un alma, pero es exagerado quizá vincular eso con una persona, ya que es el proyecto el que debe ser sólido y tener un alma.

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