29/10/2002 - Una historia poco consoladora del ambiente universitario. Fortezza Bastiani, una pequeña película rodada por dos jóvenes boloñeses, es la sorpresa de taquilla de este fin de semana

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Es bien sabido que cuando dos pelean otro disfruta. En la guerra declarada en las pantallas italianas entre Pinocho y Red Dragon, surge victoriosa una tercera protagonista, incómoda y desconocida. Fortezza Bastiani (Fortaleza Bastiani) de Michele Mellara y Alessandro Rossi, estrenada en sólo dos salas y prohibida a menores de 14 años, recauda en su primer fin de semana 10.978 euros con un promedio de 5.489 euros por sala.
Vencedores del Premio Solinas en 1999 por el guión, y tras una larga experiencia en teatro experimental, los dos directores boloñeses debutan en el cine hablando de la Bolonia de un grupo de estudiantes que están por terminar su carrera académica. Todos juntos en un piso al que llaman Fortaleza Bastiani en homenaje al “Desierto de los tártaros” de Dino Buzzari, los siete protagonistas viven en un caos de libros, panfletos, platos sucios e instrumentos musicales, compartiendo la vida entre colas en el comedor, exámenes grotescos y borracheras colectivas mientras esperan encontrar una orientación del mundo real al que tendrán, algún día, que lanzarse.
Influidos por el cine inglés, y por el Mike Leigh de Secretos y mentiras especialmente, Mellara y Rosssi relatan las vidas de unos personajes amargos y poco consoladores, sin ser indulgentes con ellos ni con la ciudad en la que la historia está ambientada que, como ovillo de algodón, crea sin conservar.

Lee también la entrevista con los directores.

(Traducción del italiano)