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INDUSTRIA España

El cine y las televisiones privadas: ni contigo, ni sin ti

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“Hemos dejado la tarta publicitaria en manos de los grupos extranjeros que poseen las televisiones privadas en España”. El director Fernando Trueba fue el encargado de abrir la caja de los truenos en la presentación de los datos del cine español en el extranjero celebrada como parte de la sexta edición de Madrid de Cine – Spanish Film Screenings (leer más). La problemática y muy insatisfactoria (para ambas partes) relación entre cine y televisión, aunque no sea precisamente una novedad, volvió a planear sobre el encuentro con la prensa.

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“Por razones estrictamente económicas, los medios de comunicación han tenido un papel importantísimo en la mala imagen del cine español”, resalta el guionista y director Mateo Gil, que el pasado viernes estrenó Blackthorn [+lee también:
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. “Sólo nos sacan cuando hay malas noticias”, agrega Trueba. Para buscar estas razones económicas hay que remontarse once años, hasta la aprobación de una norma que obliga a las cadenas de televisión que emitan cine con menos de siete años de antigüedad a invertir el 5% de sus ingresos en producción audiovisual. “Hay unas concesiones gratuitas de televisión, que ocupan el 100% de los ingresos publicitarios, y por tanto es lógico que haya un compromiso de reinversión en favor de una industria autóctona”, destaca Pedro Pérez, presidente de la federación de productores audiovisuales FAPAE.

En enero de 2010, llegó la renuncia de la televisión pública de emitir publicidad, dejando todos los ingresos (la “tarta publicitaria” de que hablaba Trueba) en manos de las cadenas privadas. Pocos meses después, en lo que fue interpretado por la agrupación de productores PROA como una “concesión a los intereses de las televisiones” (leer más), se introdujeron las series de ficción en la cuota de obligación, con lo que la parte destinada al cine se redujo al 3%.

Por su parte, las televisiones no han dejado de calificar de injusta la obligación desde que entrase en vigor. Sin embargo, con el paso de los años y la consolidación de la norma, optaron por crear departamentos de cine para mantener un mayor control sobre los proyectos. “La obligación de inversión no nos parece justa, pero la cumplimos y lo demostramos con las cifras”, subraya Álvaro Augustín director ejecutivo de Telecinco Cinema. El impacto positivo de la entrada de las televisiones, especialmente Antena 3 Films y Telecinco Cinema, en el cine español es incalculable (leer más). “Decir que no cuidamos el cine español es complicado”, remacha Augustín, que ha producido obras como El laberinto del fauno [+lee también:
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(2006), El orfanato [+lee también:
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(2007), Los crímenes de Oxford [+lee también:
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(2008), Ágora [+lee también:
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(2009) o la próxima Lo imposible.

Una de las paradojas de la producción audiovisual española es que las series de ficción gozan de una enorme popularidad, mientras que el cine encuentra muchos problemas para dar con su público. El director Fernando González Molina, que tras varios éxitos en la pequeña pantalla ha dado el salto a la grande con no menos éxito (su Tres metros sobre el cielo [+lee también:
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fue la película española más vista de 2010 - leer más), señala que “falta autocrítica en el cine, preguntarse por qué el público va a ver tu película. Hay una serie de preguntas que todos deberían hacerse”.

Las televisiones argumentan que el cine no es rentable. Sin embargo, muchos coinciden en que su manera de tratarlo no es siempre el mejor. “El cine no es un mal negocio. Quizás no sea un problema del sector en sí, sino de cómo están tomando las cadenas sus decisiones de inversión”, subraya el productor Juan Gordon, de Morena Films. “No es verdad que el cine no funciona a la hora de emitirlo en televisión. Si no se cuida, es verdad que no funcionará, pero, con el cuidado necesario al realizar la programación, sí funciona”, opina Pedro Pérez.

No es la única posición. Algunos solicitan un cambio en la mentalidad del sector, como Álvaro Longoria, compañero de Gordon en Morena Films, que razona que “el cine tiene que ser capaz de vivir por sí mismo, porque las televisiones irán poco a poco degradándose tanto en su importancia individual como desde luego para el cine”. Otros, como Emilio Aragón, director y fundador de Globomedia (con la cual ha producido, además de innumerables programas de televisión de gran éxito, varias películas que se han aprovechado a la perfección de la sinergia entre grande y pequeña pantalla), abogan por una tregua: “Estamos condenados a entendernos, sobre todo en una situación tan difícil y complicada como la actual”.

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