13/02/2012

El guionista, director y productor catalán Antonio Chavarrías, miembro del equipo de producción que ganó el Oso de oro en 2009 por La teta asustada [+lee también:
crítica
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ficha de la película], compite esta vez con obra propia: Dictado [+lee también:
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ficha de la película], una película a caballo entre el drama psicológico, el cuento cruel, el triángulo afectivo e, incluso, el género de terror. La cinta, que gira en torno al universo de la infancia, comienza con los murmullos nocturnos de una pequeña niña inquieta.

A continuación conocemos a Daniel (Juan Diego Botto) y a Laura (Bárbara Lennie), una joven pareja de profesores, totalmente normal y feliz, que sueña con tener un hijo. La oportunidad les llega de forma inesperada cuando una persona del pasado de Daniel, el extravagante Mario, viene a verlo a propósito de un viejo “accidente” misterioso que provocó la muerte de su hermana pequeña, Clara. Después de que Daniel le dé largas, en una escena confusa, tal vez la más fuerte de la película, Mario se suicida ante los ojos de su propia hija Julia (Mágica Pérez). Laura, que ignora hasta que punto es incómoda la situación para su compañero, propone ocuparse de la pequeña huérfana. A medida que sus sentimientos maternales crecen, el malestar de Daniel se hace cada vez más patente.

Para el profesor los rasgos de Julia se parecen cada vez más a los de Clara, producto probablemente de la culpabilidad que siente y que percibimos a medida que nos enseñan fragmentos del drama que vivió en el pasado. Daniel se muestra cada vez más paranoico, como un proyecto de venganza cuya prueba es, para él, la cinta roja que Julia lleva en el pelo, idéntica a la de Clara. Las dos niñas tararean la canción ‘Dictado’, cuyo texto, sencillo y fascinante, adquiere progresivamente tintes angustiosos y mágicos: todo sucede como si la llegada de Julia hubiese devuelto a Daniel al oscuro bosque donde se esconden los “monstruos” de su infancia y de su alma.

Ni la premisa ni los ingredientes de la cinta son novedosos y, al principio, tampoco parecen muy prometedores. En lugar de explotar los elementos del cine de género como cabría esperar, la película se centra demasiado en cómo afecta y escinde a la pareja la llegada de Julia, privándonos de las sorpresas que anunciaba la excelente escena del suicidio, que habría podido dar pie a exprimir la inteligencia de la joven actriz, hija de un prestidigitador (de ahí su nombre de pila), cuyo talento para el equívoco es innato. También se echa en falta que el monstruo salga del bosque demasiado tarde para dejarnos disfrutar de la conclusión de la película, expeditiva pero abierta.

(Traducción del francés)