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INDUSTRIA España

Internet: ¿ángel o demonio?, ¿oportunidad o problema?

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Internet no forma parte de la actividad económica del cine”, dijo Enrique González Macho (en la foto) el domingo en la ceremonia de los Goya, durante su discurso oficial como presidente de la Academia. “Desgraciadamente, todavía no es alternativa ni sustituto, ni tan si quiera un complemento, al enorme esfuerzo económico que supone producir cine”. Una referencia muy esperada porque desde hace más o menos un año y medio no hay tema más polémico dentro del cine español que la relación con Internet. Obviamente, su afirmación no ha quedado sin respuesta.

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Desde que en la mayor parte de sus estamentos se acogiesen con los brazos abiertos las medidas contra la piratería contenidas en la Ley de Economía Sostenible (más conocida como Ley Sinde), el cine español se ha convertido en el enemigo número uno de los grupos más radicales de activistas de la Red (denominados de modo genérico y posiblemente erróneo como internautas). El colectivo Anomymous se ha fijado precisamente en los partidarios de la nueva ley como objetivo de varios ataques (una de sus acciones ha consistido en publicar datos personales de personalidades que han defendido públicamente la Ley Sinde, lo cual no deja de ser curioso viniendo de un grupo que se esconde bajo un anonimato total, físico y virtual).

Según el sector más crítico con la industria española, la escasez de oferta legal es el detonante de los alarmantes niveles de piratería. Ayer, Luis Alemany denunciaba en El Mundo que No habrá paz para los malvados [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, flamante vencedora de los Goya, no estaba disponible de manera legal en Internet y sólo se proyectaba en una sala en todo Madrid. Hoy, el ex presidente de la Academia Álex de la Iglesia mete el dedo en la llaga desde las páginas de El País, al decir que la oferta legal es “prácticamente nula”. Y se hace dos preguntas que más incómodas no pueden ser: “¿Podemos decir que internet no es una alternativa al negocio del cine cuando ni tan siquiera lo hemos intentado? ¿No somos responsables de no saber adaptarnos a las necesidades del mercado?”. Hasta ahora, muchos habían hablado de la necesidad de hacer autocrítica, pero nadie se había atrevido a señalar al cine como culpable de la piratería.

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