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CANNES 2012 Un Certain Regard

Three worlds guarda un gran secreto

por 

- Catherine Corsini dirige una película sobre la culpabilidad y una espiral de mentiras en una sociedad corrupta

¿Cuánto vale la vida de un hombre cualquiera en la Francia actual? ¿Hasta qué punto puede la moralidad aceptar la ley del silencio y omitir sentimientos de culpabilidad? ¿Es posible disolver el egoísmo del éxito en la sangre del otro y en el dinero? Catherine Corsini ahonda en todas estas cuestiones de Fiódor Dostoyevski con una película de cine negro trágica y contundente: Three worlds [+lee también:
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. El largometraje, que se ha estrenado hoy en la sección Un Certain Regard del 65º festival de Cannes, también ha permitido a Raphaël Personnaz revelar una nueva faceta de su talento, que ya pudimos apreciar hace dos años en la Croisette en La princesa de Montpensier [+lee también:
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. Con una atmósfera crepuscular a lo James Gray y un intrigante guion, la película mantiene, a pesar de tener algunos fallos menores, el equilibrio entre una estimulante forma y un contenido que da que pensar y que corta, como una cuchilla de afeitar, la superficie del argumento.

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Es de noche y tres amigos un poco achispados salen de fiesta. Guiados por Al (Personnaz), ponen en práctica peligrosos juegos al volante de un potente coche, con la música a tope y a mucha velocidad por las calles de París. Más tarde llega el accidente: atropellan a un hombre y huyen. Juliette (Clotilde Hesme) lo ve todo a desde su ventana; también a Al, que sale del vehículo antes de huir impelido por sus amigos. Con su gran corazón, ayuda a Vera (Arta Dobroshi), la inmigrante ilegal moldava que es esposa del accidentado, con un generoso gesto que la involucrará en una peligrosa historia. Al siente remordimientos, a pesar de tenerlo todo para ser feliz: se casa en diez días y su suegro le acaba de nombrar gerente de su concesionario. El joven va al hospital, Juliette le reconoce y comienza una espiral para proteger un secreto que podría costarle muy caro…

La cinta presenta el retrato de un hombre que vive bajo la amenaza de ver cómo el ascenso social que ha construido con el sudor de su frente puede venirse abajo en cualquier momento, un hombre que siempre ha mirado al otro lado cuando se hacían chanchullos a su alrededor (dinero negro) y que se debate contra una espiral de mentiras desencadenadas por su sentimiento de culpabilidad. Three worlds avanza a un ritmo trepidante. Cuidado por unos (los dos amigos cómplices del atropello y la huida, su futuro suegro, para el que el dinero y la familia son los valores fundamentales…) y buscado por otros (los moldavos que buscan al culpable del accidente para vengar a la víctima), Al se complica cada vez más con nuevas mentiras. La ambigua y tolerante Juliette también se enfrentará a la inevitable realidad cuando llegue una cuestión de vida o muerte.

Mediante un intrigante y muy bien enlazado argumento del que nadie saldrá indemne, Catherine Corsini aborda también las condiciones de la supervivencia económica de los inmigrantes ilegales. La película, más dinámica en la primera parte y menos convincente en el aspecto romántico (Juliette, que no está muy satisfecha en casa, se enamora de Al), mantiene todas sus promesas a lo Hitchcock con una meticulosa puesta en escena y una excelente iluminación a cargo de Claire Mathon. Asimismo, la fusión de un estilo concreto con un inteligente contenido psicológico y social confirma las cualidades de una directora que ya cuenta con cuatro participaciones en Cannes a sus espaldas.

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(Traducción del francés)

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