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VENECIA 2012 Venice Days

Un extraordinario póquer de actrices en Blondie, de Jesper Ganslandt

por 

- El tercer largometraje del director sueco narra una historia familiar femenina con el tono de una comedia agridulce

Cuando sale una reunión de familia en una película, lo más normal es que termine mal. No es una excepción el nuevo largometraje del sueco Jesper Ganslandt, Blondie [+lee también:
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, una historia familiar con marcado carácter femenino presentado en las Jornadas de los Autores (Venice Days) de Venecia. Protagoniza la película un póquer de excepcionales actrices, todas ellas rigurosamente rubias. Sin embargo, la que da título a la película es Elin (Carolina Gynning, ex modelo y estrella del Gran Hermano sueco), segunda de tres hermanas muy distintas entre sí pero unidas por la misma inquietud existencial, más o menos evidente en función del momento.

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La exploración de esta inusual familia inicia precisamente en Elin, que será el punto de referencia para el espectador, aunque la historia al principio parece más coral. Elin es un personaje que engancha, dramático y divertido, frágil, dulcemente perdida y con un punto de locura.

Para celebrar su 60º cumpleaños, una madre (la actriz teatral Marie Göranzon) convoca a sus tres hijas en la casa donde crecieron: Elin, modelo, cuya vida se alterna entre sesiones fotográficas, cocaína y encuentros ocasionales; la primogénita Katarina (Helena af Sandeberg), casada, con dos hijas y un amante más joven, y la benjamina Lova (Alexandra Dahlström), que vive en Londres y es proclive al llanto y a los ataques de pánico. Como suele pasar en todas las familias, los papeles están muy bien repartidos. Katarina es la más fiable; Lova, la más mimada, y Elin, la menos cuidada. Las tres hermanas vuelven a verse, bromean, bailan. Sin embargo, las celebraciones dejarán enseguida espacio a viejas heridas y rencores reprimidos, desvelando poco a poco la figura de una madre que no es tan cariñosa como parece.

El tema de las familias a punto de explotar es muy común en el cine nórdico. “Es un tema con el cual es fácil relacionarse e identificarse”, explica Ganslandt, “pero mis protagonistas no se hacen preguntas existenciales, como en el cine de Bergman. Simplemente están enfadadas. Mi objetivo era crear una familia creíble, por eso hemos ensayado durante seis meses, empezando por las improvisaciones: lavar los platos, salir juntas, estar sentadas en el sofá”. “Durante el rodaje, hemos vivido juntas. Ahora seguimos en contacto. Al final se ha creado una familia de verdad”, subraya Helena af Sandeberg.

De hecho, la intimidad que transmiten las cuatro actrices es fuerte. Al final casi da la impresión de que se parezcan. Misión cumplida, por tanto: una película muy lograda, una comedia agridulce, un espléndido retrato femenino, un cuadro tenue y realista de las alegrías y las penas de una familia.

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(Traducción del italiano)

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