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SAN SEBASTIÁN 2012

El muerto y ser feliz: una road movie irónica y terminal

por 

- Rebollo sorprende y divide a espectadores y crítica en su regreso a la competición por la concha de oro tres años después de ganar el premio al mejor director por La mujer sin piano

La carrera cinematográfica del director español Javier Rebollo se ha desarrollado gracias al apoyo que le brinda el festival de San Sebastián. Tres años después de ganar el premio al mejor director por La mujer sin piano [+lee también:
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, Rebollo vuelve a la competición con El muerto y ser feliz [+lee también:
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, una anti-road movie sobre un asesino a sueldo a punto de morir en la que la ironía y el uso audaz de varios recursos formales sorprendió y dividió una vez más a los espectadores y a la crítica.

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La película se rodó en un espacio que abarca más de 2.000 kilómetros de la Argentina más desconocida y desolada y centra su historia en Santos, un español que ha vivido casi toda su vida en el país como asesino a sueldo. Un día, toma conciencia de que esta a punto de morir y decide emprender una fuga hacia el norte con un último encargo. En su deambular irónico y tranquilo encuentra una compañera de viaje que le lleva por un camino contrario: huir de la muerte a través de carreteras secundarias, restaurantes sin clientes y muchas dosis de morfina.

La película sorprende o enoja desde el primer momento por el uso de la voz en off de dos narradores omniscientes, la del propio Javier Rebollo y la de Lola Mayo, coguionista del film junto a Salvador Roselli, habitual en películas de Lisandro Alonso o Carlos Sorín. El uso de este recurso avanza la escena que va a suceder, produciendo una alteración temporal en algunos planos donde convergen el pasado, el presente y el futuro. La cinta está repleta de engaños al espectador porque no siempre corresponde lo que nos cuenta la voz en off con lo que realmente se ve en pantalla, planteando un juego de sospechas.

Otro aspecto sorprendente son los diferentes tonos interpretativos de los actores, algo que Rebollo decidió respetar ya que “cada actor llega a su verdad de diferentes formas: unos a través de la poesía y otros, de la visceralidad”. Y aquí es donde destaca un inusual y sobrio José Sacristán en un registro que contrasta con la gran mayoría de trabajos de su larga filmografía.

En El muerto y ser feliz no hay épica ni solemnidad a la hora de abordar la muerte pero sí mucha ironía y paradoja tanto en los personajes como en su tratamiento formal. Como siempre pasa con el cine de Rebollo, la división de opiniones está nuevamente abierta: o fascina o repele.

El muerto y ser feliz se estrena en España el 18 de Noviembre y está producida por Luis Miñarro a través de su compañía Eddie Saeta junto con Lolita Films, TV3, Icónica S.A., TVE, Noodles Production, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Instituto de Crédito Oficial (ICO).

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