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FESTIVALES Brasil

Teddy Bear: desde Tailandia con amor

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- El Amazonas Film Festival prueba el cine escandinavo a través del primer largometraje del danés Mads Matthiesen

A la ya amplia diversidad de la fauna amazónica se sumó ayer una nueva especie: un oso en forma de culturista que aterró desde la pantalla al público del 9° Amazonas Film Festival. Se llama Kim Kold y es el protagonista de Teddy Bear [+lee también:
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, la ópera prima del danés Mads Matthiesen que es también la primera cinta europea presentada a concurso en el certamen de Manus de este año (leer más).

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Teddy Bear cuenta la historia de Dennis, un inseguro culturista treintañero en busca del amor de su vida que, en el proceso de búsqueda, tiene que deshacerse de la relación de dependencia extrema que le une a su madre. Matthiesen desarrolló la historia a partir de un cortometraje, Dennis, que había dirigido años atrás y en el que Kold ya había encarnado al personaje de Dennis por primera vez. En la transición al formato de largometraje, el director mantuvo la timidez y los músculos de su protagonista pero decidió ampliar su potencial dramático estructurando la trama alrededor de dos temas centrales: el amor romántico, por un lado, y el amor maternal, por otro.

Incapaz de encontrar pareja en Dinamarca (inspirado por su tío, que conoció a su nueva mujer en Tailandia), nuestro oso de peluche (Teddy bear en inglés) viaja a Pattaia imbuido por un ideal romántico. Allí rápidamente se entera de que el “amor” tiene un precio y eso es problemático porque Dennis es todo lo contrario del personaje de Margarethe Tiesel en Paradise: Love [+lee también:
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: el turismo sexual no le va. Afortunadamente, y después de un desastre inicial, Dennis acabará por conocer a una chica tailandesa sin dinero de por medio. Enamorado, decide traerla y instalarse con ella en Dinamarca, aunque eso signifique tener que salir de casa y dejar sola a su manipuladora madre (la veterana actriz Elsebeth Steentoff).

Mezclando un reparto de actores profesionales y aficionados, todos ellos más que creíbles, Teddy Bear impresiona sobre todo por la magnética presencia de Kold. Su cuerpo funciona a la vez como un elemento cómico, en contraste con la pequeñez de los cuerpos de la novia y de la madre, y como un elemento trágico, en contraste con la fragilidad emocional del personaje. Esa fragilidad se materializa en una mirada asustada de Denis hacia la soledad y que nos impresiona casi tanto como sus músculos.

Sin jamás desviarse de un registro realista, Matthiesen consigue construir un delicado equilibrio entre el drama íntimo y el melodrama familiar, sin privarse de sutiles guiños a las comedias románticas. El resultado es una historia positiva de superación de miedos y de obstáculos afectivos que ya valió al director un premio en el ultimo Festival de Sundance y, más recientemente, una nominación a los Premios de la Academia del Cine Europeo (leer más).

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