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CANNES 2013 Competición

Heli: "Vais a saber lo que es el infierno"

por 

- El mexicano Amat Escalante compite por primera vez por la Palma de oro con una apasionante película coproducida por los Países Bajos, Alemania y Francia

A Europa le encantan los cineastas del resto del mundo y produce y coproduce obras de gran ambición artística provenientes de todos los rincones del planeta. Esta costumbre se refleja claramente en la programación de las diferentes secciones del 66° festival de Cannes, incluida la competición oficial, donde figura la estupenda Heli [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, del mexicano Amat Escalante, que, a sus 34 años de edad, ha dado muestras de su maestría formal en este largometraje riguroso y sin concesiones coproducido por la neerlandesa Lemming Film, la francesa Le Pacte y la alemana Unafilm.

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Los relatos de narcos vienen siendo habituales en los últimos años en nuestras pantallas; sin embargo, rara vez los trata un director que mira más allá de la dramatización a ultranza de los tiroteos y las intrigas que de ello nacen (estilo Miss Bala). A partir de la terrorífica realidad mexicana, que a estas alturas se conoce bien a raíz de toda una serie de noticias sobre tráfico ilegal, corrupción y decapitaciones, Amat Escalante ofrece un análisis sutil de los procedimientos sociales y del impacto que esta atmósfera tóxica tiene en las nuevas generaciones. El director se sumerge casi en calidad de documentalista, pero con una magistral puesta en escena, en la existencia de una familia cualquiera en una pequeña localidad situada a varias horas en carretera de la capital y hace un cuadro despiadado de la inocencia robada, del ciclo interminable de la violencia y de cómo la vida sigue a pesar de todo en un entorno en el que la muerte espera a la vuelta de cualquier esquina.

Heli (Armando Espitia) trabaja de noche en una fábrica de automóviles. Vive con su padre (empleado de la misma empresa), su mujer y su bebé y su joven hermana Estela. Su vida se resume en: viajar en bicicleta hasta el lugar de trabajo, abrir la cadena de montaje, volver a casa, comer en el sofá frente al televisor y tratar de hacer el amor a su esposa, que lo rechaza y que sueña con volver a vivir en la región de su familia. El asunto de la frustración y de los desajustes que provoca no es anodino: como contrapunto a sus protagonistas, la película presenta a las fuerzas de seguridad paramilitar, a medio camino entre la destrucción masiva de productos ilegales (queman ceremoniosamente 22 toneladas de marihuana y 7 de cocaína) y su tráfico. Todo ello tienta a Alberto, que a sus 17 años se esfuerza y padece humillaciones para tratar de entrar en las fuerzas especiales. Su amor por Estela le llevará a esconder en su casa dos paquetes de cocaína robados en una caza de brujas. Heli destapa el asunto y se deshace de la droga, pero ya es tarde. Un grupo de hombres armados y enmascarados matan a su madre y se lo llevan a él, a Alberto y a Estela. Siguen una serie de castigos sádicos, en ocasiones administrados por adolescentes a los que les hacen dejar las peleas de los videojuegos para probar suerte en el mundo real. A Alberto lo cuelgan para dar ejemplo, a Heli lo liberan después de darle lo suyo y Estela desaparece. Poco a poco, la vida retoma su curso en un clima de paranoia, en el que también participa la policía con su investigación, hasta que Estela reaparece, embarazada y muda.

Heli abre el telón con una escena muy intensa y despliega, acompasada con secuencias impactantes (aunque menos de lo que da a entender el resumen de su historia) un relato con una puesta en escena soberbia. Los planos fijos, los contraplanos que juegan con habilidad con el fuera de campo y los lentos movimientos de la cámara consiguen estirar los episodios más sobrecogedores y dotarlos de un tempo ideal. La cinta constituye una especie de pedazo de la vida de una familia mexicana como cualquier otra y da mucho que pensar sobre la influencia de las imágenes en televisión o videojuegos en un país en el que el caos criminal de fronteras invisibles reina en los pasillos del Estado, gangrena el alma de la gente y confiere a la vida más banal un aura de supervivencia en mitad del infierno.

 

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(Traducción del francés)

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