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PELÍCULAS Bélgica

Un billete (solo) de ida a Tombville

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- Producida con solo 10.000€, la primera película del director belga Nikolas List no escatima en pesadillas

Un billete (solo) de ida a Tombville

Tras pasar por el Festival de Gérardmer, Tombville [+lee también:
tráiler
ficha de la película
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 se presentará ahora en Bélgica en el Brussels International Fantastic Film Festival, que recibirá al director compatriota Nikolas List, para presentar su ópera prima.

Hay algo inquietante en el problemático pasado de David. Inmerso en la oscuridad, al levantarse cada día algo de ese pasado vuelve a su cabeza. Aún mas preocupante es que no puede dejar en donde vive, aunque sea lo que le está atrapando. Las amenazas y los hábitos insanos de la gente de su alrededor lo fuerzan a recomponer el rompecabezas de su memoria y lanzarse a la carretera para salir de la pesadilla en la que vive.  

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La película experimental provocará recepciones muy variadas, pero merece respeto por muchos de sus aspectos, empezando por el que haya sido hecha con un presupuesto de 10.000€, conseguido por su propio equipo. Incluso si Tombville dura solo 70 minutos, se antoja una película bien concebida, completamente escrita, producida, dirigida y montada por el joven director para traer a la vida sus pesadillas. Estas, en alguna parte entre las locuras surrealistas de Cabeza borradora y el terror casi surreal de Hostel, inclinándose hacia el expresionismo alemán de El cabinete de Dr. Caligari (1920) o M, el vampiro de Düsseldorf (1931).

Tombville lleva al espectador a la psique de una persona traumatizada y trastornada, forzando al público a relacionarse con el personaje, con el que compartirán una experiencia sensorial: falta de visión, oscuridad, lapsus temporales, desorientación espacial, y el terror que surge de las manos de David (un convincente Pierre Lognay), que vuelve desde su pasado. La película perturba, acaricia explícitamente la tortura y el incesto, y mantiene la cabeza del espectador bajo el agua. El público necesita prepararse para sumergirse en una pesadilla en una película sin forma concreta alguna de placer o desagrado.

A través de su esculpido montaje, en Tombville destaca el poder de los sonidos (incluyendo los grabados por el propio director) y el de las imágenes. Estos son suficientes para convencer al público para ignorar su bajo presupuesto. Los actores, la mayoría desconocidos, entre los cuales está un excelente Eric Godon, le dan a la película un toque bizarro, nunca visto en Bélgica desde Calvaire [+lee también:
tráiler
entrevista: Fabrice du Welz
ficha de la película
]
, de Fabrice Du Welz, otro de los autores del cine belga que ha visto cómo sus lugares más excéntricos van llenándose de nuevos esperanzas, como la de volvernos a encontrar con Nikolas List tras una producción esta vez más profesional.  

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(Traducción del francés)

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