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CANNES 2014 Quincena de los Realizadores

P'tit Quinquin: una comedia marca Bruno Dumont

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- CANNES 2014: Divirtiéndose con los códigos del género policiaco, el purista autor francés firma una asombrosa miniserie inesperada y divertida

P'tit Quinquin: una comedia marca Bruno Dumont

"La bestia humana", "En el corazón del mal" y "El diablo en persona": al leer los títulos de los capítulos de P'tit Quinquin [+lee también:
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ficha de la película
]
, una miniserie rodada por Bruno Dumont para Arte y presentada en un solo bloque montada de manera inédita para la Quincena de los Realizadores del 67o Festival de Cannes, el cineasta parece perfectamente fiel a sus temas teológicos y metafísicos predilectos (y que le han valido varias distinciones, entre ellas dos Grandes Premios en la Croisette con L’humanité en 1999, y Flandres [+lee también:
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en 2006). Pero para sorpresa general, es una reencarnación de Blake Edwards en el norte de Francia lo que surge en una zambullida intrigante y a menudo burlesca en una pequeña ciudad de la Costa de Ópalo, en donde se encadenan enigmáticos actos criminales.

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P'tit Quinquin (Alane Delhaye) es un chico muy brioso de uno diez años que vive en la granja de su familia. Al comienzo de sus vacaciones de verano mata el tiempo con sus dos amigos y su novia Eve, paseándose en bicicleta y haciendo bromas con petardos. Pero sucede un acontecimiento extraordinario: el descubrimiento de un cadáver de vaca descuartizado y expuesto de manera espectacular en un búnker de la zona, unos restos mortales que se vuelven más inquietantes al revelar la autopsia trozos de cuerpos humanos en su interior. En la ciudad desembarca un improbable dúo de investigadores de la gendarmería, compuesta por el comandante Van der Weyden (un hilarante Bernard Pruvost), repleto de extraños tics, y del teniente Rudy Carpentier, que se pasará toda la película haciendo absurdas maniobras de piloto de rally. "No estamos aquí para hacer filosofía”, precisa muy rápidamente uno de ellos, mientras que el segundo cadáver (una mujer descabezada) hace su aparición. Multiplicando las pistas falsas (los amantes, el joven terrorista novato perdido en el violento clima de racismo local) y los desvíos, desde un disparatado funeral a una noche de concurso de cantantes en la radio, pasando por la fanfarria del 14 de julio, la investigación avanza en una niebla espesa tras otras tres muertes (a la última víctima la devoran sus propios cerdos), mientras que P'tit Quinquin continúa con su vida de joven adolescente.

Fundado especialmente en la repetición más cómica, el humor absurdo (un culpable aparece de vez en cuando, tapado con un pasamontañas) y un juego sobre el concepto del doble, la película es particularmente rica y divertida en los momentos en los que se burla de ella misma. Bruno Dumont no trata menos los temas que siempre le han fascinado: la herencia y la transmisión del mal, la hipocresía social y el día a día de las clases populares ("¡es Zola!" exclama uno de los protagonistas). Y a pesar de su apariencia paródica, los personajes expresan una gran autenticidad. En cuanto a la puesta en escena, nos encontramos con algo totalmente excepcional al nivel de las series de televisión europeas, haciendo Dumont alarde de su capacidad de aprovechar los recursos de la ambientación (pequeñas carreteras de campo, praderas, playas, etc.) y las expresivas caras de su reparto. Y aunque el cineasta muestra su nueva cara, introduciendo la risa en una filmografía en la que estaba completamente ausente hasta ahora, no hace falta olvidar que, en un registro mucho más dramático, la investigación policiaca ya había centrado su anterior L'humanité.

Producida por 3B, P'tit Quinquin se emitirá en Francia en cuatro partes en septiembre, en Arte, pero la versión en película, proyectada en la Quincena, la venderá al extranjero NDM.

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(Traducción del francés)

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