08/07/2014 - La coproducción belgo-canadiense a cargo de David Lambert ha dejado conmocionados a los espectadores del festival de Karlovy, en cuya competición oficial la cinta ha celebrado su estreno

En el espacio que ocupan apenas dos películas, David Lambert ha sabido dar cuenta de la singularidad de su forma de hacer cine, abordando asuntos universales vinculados a las relaciones amorosas en general sin encerrarse en la homosexualidad de (algunos de) sus personajes. Je suis à toi (All Yours) [+lee también:
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entrevista: David Lambert
ficha de la película] es ante todo una nueva y prestigiosa selección en un gran festival para el director belga; en esta ocasión, en la competición oficial del 49º Festival de Karlovy Vary, dos años después de alzarse con el Rail d’Or en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes con Hors les murs [+lee también:
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Lucas (Nahuel Perez Biscayar) es un joven prostituto argentino dispuesto a todo con tal de dejar atrás la miseria de su país. Por Internet, acepta la proposición de Henry, un hombre totalmente opuesto a él en lo físico y emplazado en una situación geográfica ciertamente tentadora: un pequeño pueblo de Bélgica. Henry, además, espera que con la llegada de Lucas pueda satisfacer sus apetitos sexuales, sus necesidades amorosas e incluso las económicas, puesto que su carnicería se encuentra amenazada por la crisis y toda mano de obra voluntaria es más que bienvenida. Lucas no es carnicero, en absoluto, y menos aún gay, pero acepta la propuesta y arranca, así, una relación de dependencia y sumisión entre los dos hombres, con la que Lucas ve cómo su personalidad enloquecida se ve atrapada en una celda cada día más estrecha. Él, que “no necesita sexo sino un techo”, se ve involucrado en un juego en el que las cartas se repartieron mal ya desde el principio. La esperanza de volver a armar el puzzle de su existencia vendrá de la mano de Audrey (Monia Chokri), una madre soltera que trabaja en la contabilidad de la carnicería.

La cinta tiene mucho que contar y, quizá, su trama narrativa sufre de cierto abotargamiento en el tercer acto, pero merece la pena por los subtextos relativos al acercamiento a la prostitución y a la profundización de los distintos personajes, que van mostrando poco a poco sus capas a medida que se destapa su intimidad. Cuando Lucas descubre la colección de molinos de porcelana de Henry, el elefante en la cacharrería demuestra no ser el que creíamos al principio. Henry ama la ópera, canta y baila con una gracia que no cabría esperar de un personaje de semejante corpulencia, digna de todo hombre de oficio. Las apariencias engañan, desde luego, y un profesional del sexo como Lucas no resulta mucho más astuto que un joven virgen cuando le toca seducir a una mujer y experimentar una emoción verdadera. No deja de ser un niño que ha sobrevivido en la calle haciendo valer su maestría como interruptor de sus sentimientos a favor de una monetización “fácil” de su cuerpo. Aquí, David Lambert se complica la tarea: no le asusta la sexualidad y All Yours es, en ocasiones, muy explícita, llegando a resultar más graciosa que sórdida a la hora de mostrar en la pantalla sin que por ello caiga en denigrar un tema, por lo demás, de la mayor seriedad: la prostitución y sus consecuencias para el ser humano.

La película, en definitiva, no es más que una deshojadura de lo literal hacia lo figurado. El público descubre a Lucas desnudo en los mismos títulos de crédito iniciales. Más tarde, al joven lo vestirán, literalmente, en una escena bastante emblemática de compras en pareja. Al final, deberá desvestirse de nuevo, en esta ocasión, para mostrarse tal y como es realmente.

(Traducción del francés)