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SEVILLA 2014

El camino más largo para volver a casa: angustioso nudo gordiano

por 

- Sergi Pérez compite en Sevilla mostrando con nervio 24 horas de la vida de un hombre inmerso en un estado casi animal de rabia y dolor

El camino más largo para volver a casa: angustioso nudo gordiano
Borja Espinosa en El camino más largo para volver a casa

Joel (Borja Espinosa) se despierta en una cama revuelta. Llama a Elvis, su perro, pero éste no acude. Lo busca por la casa y lo encuentra inmóvil, casi moribundo. Pide ayuda telefónica, carga con el enorme animal y sale a la calle buscando soluciones... pero tal vez no sólo para la mascota. Ahí empieza su deambular errático y visceral, rabioso y tenso, por una Barcelona descolorida donde tendrá accidentados encuentros en su deseo de volver a casa, al refugio. Este es el argumento, críptico y simbolista, de El camino más largo para volver a casa [+lee también:
tráiler
entrevista: Sergi Pérez
ficha de la película
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, ópera prima de Sergi Pérez y único título español que compite en la Sección Oficial del 11º Festival de Cine Europeo de Sevilla.

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Su cámara, como en una película de los hermanos Dardenne, se pegará -excepto en algunas aisladas escenas que aligeran el tono opresivo general, rodadas desde cierta distancia o a través de cristales- a la nuca de Joel, aunque tanta proximidad a un personaje así de opaco -y por momentos antipático- provocará en el espectador incomodidad e incluso rechazo, pues sus acciones no son valientes, ni éticas, ni mucho menos racionales. Pero, aún así, iremos entendiendo que este tipo malvive en un estado traumático, irascible y altamente conflictivo: algo le ha pasado a su pareja y él, a cuestas con ese animal que representa muchas cosas, aún no ha aceptado esa pérdida.

Rodada en tres fases distintas, en función de la financiación que se iba teniendo, El camino más largo para volver a casa se fue construyendo sobre la marcha: tras los primeros días de filmación, su director revisaba lo rodado para seguir puliendo las aristas de un guión de apenas 40 páginas (escrito junto a Eric Navarro y Roger Padilla) que, como este cineasta de 38 años y devoto de Bergman afirma y sus fotogramas confirman, le ha salido de las tripas, del estómago, de su lado oscuro.

Un total pues de apenas 16 días de rodaje completaron esta película sobre un hombre herido que intenta salir de su agujero negro a base de dar bandazos, maltratando a los demás y a sí mismo, buscando estímulos fuertes, bordeando la demencia y deseando volver a la cueva donde cree estar a salvo de una realidad demoledora de la que es imposible huir. Pero esos actos turbios, depresivos y absurdos le servirán para ir deshaciendo ese nudo gordiano que le aprisiona en una espiral devastadora.

Desde la butaca seremos testigos de todo ese doloroso proceso, de una intimidad tan cruda que no siempre resulta agradable de mirar: por eso a veces querremos abrazar al protagonista y otras, por el contrario, mandarle a la mierda. Esto provoca esta cinta producida por el colectivo NIU D´INDI, alejada del colorido pop del cortometraje Vestido nuevo con el que Sergi Pérez abordó -con igual valentía que demuestra ahora con el tema del duelo- el asunto de la transexualidad infantil. Con El camino más largo... confirma que lo suyo sigue siendo lidiar con los retos autorales, y ningún sitio mejor que hacerlo en esta plaza del 11 Festival de Cine Europeo de Sevilla.

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