Son of Mine: en el nombre del hijo
por Vitor Pinto
- El drama social de Remy van Heugten es la única producción holandesa que opta este año a los Hivos Tiger Awards
La carrera a los Hivos Tiger Awards empezó ayer en el Festival de Róterdam con la proyección de la única cinta holandesa a concurso este año: Son of Mine (Gluckauf) [+lee también:
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ficha de la película] de Remy van Heugten. Después de la comedia Valentino [+lee también:
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ficha de la película], un éxito en la taquilla de los Países Bajos en 2013, el director se vuelve ahora hacia una historia de índole social, ofreciendo una mirada dura y realista a una relación padre-hijo.
Escrita por el director y por el guionista Gustaaf Peek, la acción de Son of Mine esta ubicada en Limburg, una región del sur de Holanda que se volvió económicamente débil desde el cierre de las minas (durante décadas la principal fuente de recursos de la región). El protagonista, Lei (Bart Slegers), es uno de esos antiguos mineros que lleva años viviendo de la caza y de pequeños delitos. No sabemos exactamente en qué momento –ni por qué razón- su vida se deslizó hacia el crimen, pero sabemos que no es un cambio reciente. Una de las primeras secuencias de la película enseña a un Lei rejuvenecido y feroz conduciendo un coche. Después aparca y sale con una escopeta en las manos, dispara al aire y grita por su hijo. Jeffrey, entonces aún niño, sale a la calle y corre hacia los brazos del padre –como si él fuera un héroe–, bajo la mirada impotente de la madre. Es una breve secuencia que consigue retratar, en los primeros minutos de la película, la fusión que hay entre el padre y el hijo; una fusión que se mantuvo intacta durante años pero que ahora está a punto de explotar.
A la imagen de su padre, Jeffrey (Vincent van der Valk) crece y se convierte en un pequeño traficante, pero sus esquemas tienden a volverse cada vez más arriesgados. Un día, Jeffrey descubre que Lei tiene una deuda con un gangster local, Vester (Johan Leysen), y decide asumirla como suya. A partir de entonces, se invierten los papeles: el hijo se vuelve más fuerte que el padre; el protegido pasa a protector. Y ese cambio traerá consecuencias devastadoras a la vida de los dos.
Remy van Heugten, que creció en la región de Limburgo, ha firmado una cinta personal, basada en relatos que escuchó en su juventud. A pesar de su (inevitable) violencia, lo que más sorprende en Son of Mine es el rechazo a poner el elemento criminal en el centro de la trama y apostar, en vez de eso, por el conflicto emocional y intergeneracional. Con eso, en lugar de escenas de acción, lo que abunda es la densidad emocional de los dos hombres, en especial del personaje del padre, absolutamente trágico en su redención tardía.
Pero Son of Mine es también una película cuya dura mirada que aplica a sus protagonistas –y a su entorno deprimente– puede recordar por momentos al cine de los hermanos Dardenne, aunque la fotografía de Mark van Aller y la música de Jorrit Kleijnen y Alexander Reumers envuelven Son of Mine en un ambiente menos opresor que, por ejemplo, El hijo [+lee también:
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ficha de la película], que los cineastas belgas dirigieron en 2002.
Producida por Bind, que también gestiona las vendas internacionales, Son of Mine será distribuida en las pantallas holandesas por September Film Distribution.
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