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TAORMINA 2015

L’échappée belle: la fábula del encuentro feliz

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- La sección TaoEdu del 61º festival de cine de Taormina ha acogido la proyección de la ópera prima de Émilie Cherpitel el mismo día de su estreno en Francia

L’échappée belle: la fábula del encuentro feliz
Florian Lemaire y Clotilde Hesme en L’échappée belle

La primera aventura tras la cámara de Émilie Cherpitel, proyectada en la sección TaoEdu del 61º festival de cine de Taormina, lleva por título L’échappée belle [+lee también:
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ficha de la película
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y no carece de riesgos. La película gira en torno a la inopinada relación que nace entre una mujer que vive en las nubes y un niño que se escapa de un internado. En apenas unos minutos de metraje, ya tenemos a Léon acomodado en casa de Eva. La veloz e increíble sucesión de acontecimientos en estos primeros compases del film provoca una considerable extrañeza en el espectador pero la amabilidad y el riesgo del relato consigue que su atención no decaiga.

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Cherpitel, entonces, desvela las claves y el contexto de su fábula a la vez que fortalece el vínculo entre estos dos personajes abandonados, uno por voluntad propia, otro por voluntad ajena. Léon se ha fugado en más de una ocasión del centro y se pregunta por qué su madre se despreocupó de él; Eva vive sin tener conciencia del tiempo en un apartamento de París y presenta a su nuevo inquilino desconocido a su entorno: su padre, encerrado entre libros; su hermana, fábrica de hijos y de moralina; su amante, John, al que visita en hoteles por Europa, y su vecino y amigo Simon.

Los múltiples escenarios en que transcurre la acción (diferentes apartamentos, cafeterías, mansiones, Roma…) presentan sistemáticamente una amplísima e inmaculada gama de colores. A este entorno de fábula, repleto de gafas de colores, referencias literarias y artísticas y self-enjoyment, contribuye la resplandeciente sonrisa de Eva (Clotilde Hesme) y el entrañable carácter de Léon (Florian Lemaire), quienes se experimentan como si estuvieran desligados del mundo y sus sinsabores.

Sin embargo, Émilie Cherpitel no renuncia a anclar a sus personajes en un contexto real. El dinero nunca es un tema de preocupación en la película pero sí lo son la necesidad de explicar de dónde ha salido ese niño, la obligación de devolver a Léon al orfanato, las responsabilidades que tarde o temprano Eva debe asumir en su vida… La guionista y directora, por tanto, trata de lanzar un puente de coherencia entre lo inesperado de la imaginación y lo esperado de la realidad. La apuesta, aunque encomiable para alguien que efectúa su primera incursión en el largometraje, resulta quizá demasiado ambiciosa y acaba dejando el conjunto del relato pendiente, entre los dedos del espectador, de un hilo de verosimilitud.

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