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PELÍCULAS España

Un día perfecto para volar: cuéntame un cuento

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- Marc Recha nos ofrece una minimalista e íntima película fantástica protagonizada por su hijo Roc, Sergi López y la poderosa fuerza de la imaginación infantil

Un día perfecto para volar: cuéntame un cuento
Roc Rocha y Sergi López en Un día perfecto para volar

Presentada en la sección oficial a concurso del último Festival de San Sebastián, Un día perfecto para volar [+lee también:
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provocaba suspicacias ya desde antes de ser proyectada: este crítico escuchó cómo un famoso periodista especializado español comentaba, escéptico y temeroso, instantes antes de la primera proyección de prensa, que “a esta película, de sus 70 minutos de duración, le sobrarán 60”. Ciertamente Marc Recha no es un cineasta al uso, ni fácil o acomodaticio. Su cine, personalísimo, jamás ha jugado en la liga de lo comercial o lo estándar… y seguramente nunca lo hará. Por el contrario, apela a la cercanía, lo íntimo y lo cotidiano. Y nada hay más familiar que una película como ésta: rodada con la cámara pegada a los rostros de su hijo Roc y de su amigo Sergi López, como una compañera más de aventuras, juegos y charlas de éstos, pautada por la música compuesta por su hermano Pau Recha. Y eso, como certificaron las ruidosas y tempranas deserciones del teatro Principal donostiarra en aquella primera proyección, vuelve a demostrar que la sensibilidad del director de L’Hospitalet de Llobregat no es un plato apetecible para todos los paladares.

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Porque la séptima película del cineasta que sedujo al exigente Locarno con El cielo sube, El árbol de las cerezas y Días de agosto [+lee también:
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es una pieza de una simpleza apabullante, con sólo tres personajes (el tercero es el propio director, que aparece en el tercer acto) y con la intimidad y confianza entre ellos como fuerte pegamento que da integridad a una fábula –rodada en cinco días– donde se difuminan los límites de la ficción y la realidad. En los parajes mediterráneos de la sierra de Garraf (Barcelona), acompañamos al pequeño Roc, que intenta hacer volar la cometa fabricada por su padre. Al tiempo, el hombre (Sergi López) que le acompaña, con atuendo de espeleólogo, le va contando un cuento poblado de animales y un gigante que el niño escucha con esa inocencia y curiosidad únicas e irrepetibles de las edades más tempranas, cuando nada enturbia las puertas de la percepción: de este modo, el pequeño va descubriendo el maravilloso mundo de la ficción, el que alimenta los sueños y ayuda a comprender la realidad.

Recha construye así lo que él mismo denomina “una película fantástica contada”: los seres mágicos que protagonizan el cuento que narra López al expresivo y despierto Roc van tomando forma, como en el cerebro del niño, en nuestra propia imaginación de espectador. Eso nos exige el esfuerzo de desprendernos de ataduras realistas y recuperar a aquel chiquillo iluso que quizás aún esté agazapado dentro de nosotros, a la vez que Un día perfecto para volar se descubre como un retrato de la paternidad cómplice, pues no deja de ser un sentido poema de amor de Marc hacia su hijo Roc.

Un día perfecto para volar es una producción de Batabat, de cuyas ventas internacionales se encarga Latido Films.

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