26/01/2016 - El primer largometraje de Michael Krummenacher compite por el premio del público en la 51ª edición de las Jornadas de Soleura

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ficha de la película], ha puesto la piel de gallina al público de las Jornadas de Soleura gracias a un primer largometraje venenoso y atractivamente violento. Like a Cast Shadow (Sibylle) [+lee también:
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ficha de la película] es una película a la vez enfermiza y peligrosa, una especie de canto de sirenas ante el que uno cede a pesar de percibir su inminente amenaza. 

Krumenacher ha decidido mantener al espectador despierto, muy despierto, en un constante sentimiento de alerta, a la busca de una verdad que no deja de mutar. Esta inestabilidad de la realidad es la que justamente interesa a nuestro director helvético: una realidad que no es única y tangible sino que, al contrario, no hace otra cosa que transformarse y regenerarse, desvelando una verdad que a menudo es doloroso afrontar. ¿Cómo estamos seguro de que lo que vemos no es una interpretación de la propia realidad? ¿No es quizá nuestra mente el barómetro que puede hacernos resbalar hacia lo que venimos llamando “locura”?

La vida de Sibylle Froebisch (Anne Ratte-Polle) es aparentemente perfecta e inmaculada. Su marido, con el que ha fundado un estudio de arquitectura, y sus dos hijos completan una existencia de discurrir tranquilo y armonioso. A pesar de ello, Sibylle sufre un malestar que no consigue explicar. Ni siquiera la calma y la dulzura de unas vacaciones en familia en Italia logran apaciguarla o hacerle dormir. Durante un paseo matutino en las (excesivas) cercanías de los arrecifes del lago de Garda, nuestra (anti)heroína asiste al suicidio de una mujer de su edad. Nada será como antes desde entonces y, después de regresar de las vacaciones, la alienación toma poco a poco el lugar de la serenidad familiar. Las similitudes entre su vida y la de la mujer que hallaron a los pies de las rocas aumentan de manera inquietante. 

El director consigue amalgamar con clase el cine de género y el de investigación, creando un universo onírico en el que la belleza rima con la decadencia y el terror. Su cámara sigue, o más bien acosa, a Sibyille como una sombra inquietante de la que es imposible escapar. Son claras las referencias a maestros del género como Dario Argento, sobre todo en los movimientos barrocos de la cámara y en la puesta en escena de las habitaciones terriblemente humanas (no en vano, Sibylle y su marido son arquitectos), y Kubrick (El resplandor), en el uso obsesivo del color y en los ríos de sangre que de pronto surgen de muros y puertas. El universo interior de Sibylle se empadrona de repente del mundo que la circunda y le desvela una realidad gélida de la que no puede huir. Acabará siendo su mente, o más bien su mente “desviada”, la que tomará el control de su vida, como una especie de autista ebrio al volante de un coche averiado.

Michael Krumenacher nos lleva de la mano a un mundo sensual y peligroso en el que nada es lo que parece, ni siquiera lo que creíamos inmutable. Un film elegante y malicioso con sabor pop y decididamente regenerador.

Like a Cast Shadow tiene como agente de ventas a Passanten Filmproduktion.

(Traducción del italiano)