08/04/2016 - El Bif&st acogió el preestreno de lo nuevo de Emanuela Piovano, coproducido con Francia e inspirado en la figura de la directora independiente Annabella Miscuglio

Documentalista independiente y experimental, feminista militante, autora de películas de denuncia (una de ellas sobre la prostitución, A.A.A. Offresi, aún bajo secuestro), escritora y fundadora de Filmstudio, el histórico cine de arte y ensayo localizado en el corazón de Roma. Todo esto era Annabella Miscuglio. Pero la cineasta, fallecida en 2003, también era una madre, y éste es el aspecto sobre el que más luz arroja lo nuevo de Emanuela Piovano, L’età d’oro [+lee también:
tráiler
ficha de la película], inspirado en la figura de esta pasionaria del cine, activa entre los años 60 y 80 y, quizá, algo olvidada.

En la película, presentada a concurso en el Bif&st en la sección ItaliaFilmFest/Nuevas Propuestas, Piovano transfigura Annabella en el personaje de Arabella y le da el rostro de Laura Morante. Pero la que vemos en la pantalla en realidad es una ausencia, un recuerdo, una proyección mental. Arabella ya no está y su hijo Sid (Dil Gabriele dell’Aiera) debe echar cuentas con el propio pasado y con una infancia bastante infeliz. Para acelerar los trámites de la herencia, se ve obligado a volver a la localidad de la Apulia donde su madre montaba desde hacía veinte años un cineclub al aire libre rodeada de una corte de aficionados, amigos y colaboradores. Este mismo clan omnipresente que desde niño le impedía recibir todas las atenciones de su madre.

Sid, lleno de rencor, se presenta como un extraterrestre ante esta comunidad de personas unidas por el amor por Arabella y por una pasión totalizadora por el cine (en el reparto, vemos a Gigio Alberti, Gisella Volodi, Stefano Fresi, Pietro De Silva, Giulio Scarpati y Eugenia Costantini). A base de diálogos imaginarios con la madre, proyecciones de viejas películas en súper 8 y entrevistas a través del teléfono móvil, la película reconstruye fragmentariamente la figura carismática de esta mujer libre, transgresiva, que quizá no habrá sido una madre ideal pero que supo enfrentarse a la censura, el ostracismo y el abandono con la tenacidad con la que sacó adelante a su cineclub.

“Con esta película quise representar, a través de los ojos del hijo, un malestar tanto como un gran afecto por una persona que hasta el último momento trató de dar un sentido y volver a empezar cada vez de cero”, explica Emanuela Piovano, que conoció a Annabella Miscuglio personalmente. Un homenaje al cine, además, que tal vez se recrea demasiado en la nostalgia pero que llega al corazón porque cada uno de nosotros, en el fondo, tiene su propia “edad de oro” que añorar.

L’età d’oro es una producción de Kitchen Film en colaboración con Rai Cinema y con la francesa Testukine que llevó a los cines transalpinos el 7 de abril Bolero Film.

(Traducción del italiano)