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PELÍCULAS España

El olivo: en busca del árbol perdido

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- La séptima película de ficción de Icíar Bollaín tiene algo de fábula y de roadmovie mientras habla de raíces, luchas, ecologismo, lazos familiares y preservación de lo nuestro.

El olivo: en busca del árbol perdido
Anna Castillo en El olivo

La impresionante imagen de un majestuoso olivo milenario, cautivo dentro de un moderno edificio de oficinas acristaladas, sintetiza perfectamente el argumento y las ideas que subyacen en la nueva película de Icíar Bollaín, actriz y cineasta madrileña cuyos mayores hitos comerciales han sido hasta la fecha Te doy mis ojos [+lee también:
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 (2003) y También la lluvia [+lee también:
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(2010). Si en la primera de ellas denunciaba un tema desgraciadamente aún candente como la violencia de género y en la segunda el expolio de los bienes naturales, ahora, en El olivo [+lee también:
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, con la complicidad de su pareja Paul Laverty (guionista habitual de Ken Loach), ha construido una sencilla fábula costumbrista, idealista y familiar, donde no falta ni la reivindicación ecologista ni la defensa de lo autóctono.

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La trama es simple: Alma (Anna Castillo), una joven impulsiva, cariñosa y con carácter, muy unida a su abuelo, ve preocupada cómo el hombre se va consumiendo y hasta deja de hablar porque echa de menos un olivo milenario que sus hijos vendieron como elemento ornamental. Decidida a devolverle la alegría recuperando aquel árbol, replantado en algún lugar desconocido de Europa, la muchacha embarcará, a base de furia, mentiras y ocultamientos, a su tío "Alcachofa" (Javier Gutiérrez en un papel que Icíar pensó para Antonio de la Torre, quien no pudo hacerlo por estar en las mismas fechas rodando el primer film de Raúl Arévalo: leer noticia) y a su compañero y amigo Rafa (Pep Ambrós), además de a medio pueblo y a unas amigas en Alemania a través de las redes sociales. Empieza así una aventura quijotesca y disparatada, humilde y compleja, humana y emotiva que les llevará a atravesar un paisaje salpicado por la corrupción, el consumismo y lo absurdo de un mundo moderno que no parece respetar ya nada, en busca de algo tan auténtico como un árbol centenario.

Seguramente sea ese elemento terrenal y muy español de esta película el que logre tocar la fibra del espectador de todo el mundo. También lo hará el componente familiar, con esa herida abierta y ese perdón que necesita. O la guerra de la protagonista con su padre: ¿quién no la ha vivido o sufrido? Elementos todos ellos, sutiles y poco estridentes, de una película de clara vocación comercial, accesible y universal, con parte de metraje en forma de road movie, otra de denuncia social y otra de idealismo necesario: Bollaín quiere, mientras acompañamos al trío protagonista por las carreteras europeas, lanzar un mensaje de ilusión, esperanza, humor y afecto a una audiencia mayoritaria, que verá reflejada en pantalla la cultura, los hábitos y las costumbres de la España profunda, ésa que aún existe y combate contra los elementos históricos y económicos por mantenerse pura, aunque no acostumbra a aparecer en las guías turísticas.

El olivo está producida por Juan Gordon de Morena Films, en coproducción con Match Factory Productions (Alemania) y El olivo la Película A.I.E. Ha tenido un presupuesto de cuatro millones de euros y cuenta con la participación de TVE y Movistar Plus+. El film ha recibido el apoyo de Eurimages y del programa Europa Creativa Media. De sus ventas a todo el mundo se ocupa Seville Films International: ya se han cerrado acuerdos de distribución con Francia, Japón, Benelux, Centroamérica, Colombia, Finlandia, Grecia, Israel, Portugal, Turquía y Taiwán. El olivo, pues, sigue viajando.

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