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PELÍCULAS Francia

Latifa, le coeur au combat: "No bajaré los brazos"

por 

- Haut et Court produce este retrato de una mensajera de paz a cargo de Olivier Peyon y Cyril Brody, cuyo estreno mundial tuvo lugar en el festival internacional de cine de La Rochelle

Latifa, le coeur au combat: "No bajaré los brazos"

"Pienso en ese hermoso chico que tenía, inteligente y lleno de esperanza. Dejó un vacío que ahora debo colmar ayudando por ahí". El 11 de marzo de 2012, Imad, uno de los cuatro hijos de Latifa Ibn Ziaten, fue asesinado en Toulouse por el terrorista Mohamed Merah. De este sufrimiento más que profundo, sin embargo, su madre sacó la voluntad de crear una asociación para la juventud y la paz y se hizo a las carretas de Francia para contar su historia y escuchar y tratar de evitar que los discursos de odio gangrenaran los espíritus de los jóvenes. Olivier Peyon (nominado en 2014 al César al mejor documental por Comment j'ai détesté les maths [+lee también:
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) y Cyril Brody han realizado con pudor y honestidad el conmovedor retrato de esta mujer sencilla con una voluntad de hierro y un agudo sentido del respeto del otro que se lanzó a una aventura que la convirtió en figura pública cuando nada parecía indicar que lo habría sido.

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El 45º festival internacional de cine de La Rochelle albergó, en efecto, el estreno de Latifa, le coeur au combat, una producción de Haut et Court (que la distribuirá en Francia el 4 de octubre de este año) que recabó 82.000 euros de crowdfunding en KissKissBankBank. La cinta es una admirable lección de vida sobre la autosuperación y la transmutación del dolor y el luto en poder de transmisión, lo que resuenta tanto más en la actualidad debido a los enormes problemas ligados a la religión y la laicidad, a la multiculturalidad y a la integración, a las barreras mentales y reales del determinismo social y a la multitud de zonas potencialmente problemáticas en las que, en el peor de los casos, germina el terrorismo.

"¿Cómo salvar a un joven? En Francia, todavía hay mucho trabajo que hacer". De Caen a Aix-en-Provence, del barrio periférico parisino de Epinay-sur-Orge a los campos de Hersin-Coupigny, de las aulas de los colegios e institutos al Parlamento, del centro de detención de Tarascon a las embajadas, de las radios a los informativos televisivos, Latifa repite incansablemente su mensaje y honra la memoria de su hijo mandando a jóvenes que la escuchan y le preguntan a que se definan, se liberen de las cárceles interiores y se proyecten con ambición y con esperanza en el futuro: un discurso que nunca está, sin embargo, tiznado de idealismo, puesto que, como demuestra su experiencia de mujer y madre llegada a Francia procedente de Marruecos en 1977, con 17 años, Latifa conoce perfectamente el día a día de estos jóvenes. La cinta la acompaña en su viaje hasta su ciudad natal, M'diq, y por Beijing, Tel Aviv y Ramallah, equilibrando con habilidad sus recuerdos personales y su vida cotidiana como heraldo de la paz y no ahorrándonos tampoco los momentos en que Latifa se enfrenta a una oposición más o menos agresiva o sólidamente argumentada o incluso amenazas (mensaje telefónico: "nos vamos a ocupar de ti y de tu familia"). Latifa se nos muestra tal y como es: una mujer sencilla que habla con sus propias palabras y que no es ni política, ni diplomática ni representante de una corriente ideológica o religiosa. Como lo dice con admiración su hija, Latifa, es, a su escala "un poco el Gandhi de nuestros días".

Latifa, le coeur au combat tiene como agente de ventas internacionales a la empresa israelí Cinephil.

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(Traducción del francés)

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