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LOCARNO 2017 Competición

Crítica: Mrs. Fang

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- LOCARNO 2017: El director chino Wang Bing nos regala los últimos momentos de una granjera que lleva mucho tiempo viviendo con Alzheimer

Crítica: Mrs. Fang

El director chino Wang Bing vuelve al Festival de Locarno (tras formar parte del jurado de la competición internacional el año pasado) con una película rodada con desesperanza y delicadeza. Coproducida con Francia y Alemania, Mrs. Fang [+lee también:
tráiler
ficha de la película
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(en liza en la competición internacional) se fija una vez más en las vidas de personas corrientes, con las que Wang Bing siente una íntima conexión, buscando incansablemente la sublimidad oculta en la banalidad cotidiana.

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En su último trabajo, Wang Bing filma los últimos momentos de la vida de Fang Xiuyan (la señora Fang epónima), una granjera nacida en Huzhou (Fujian) a finales de los 40 y que fue diagnosticada hace mucho tiempo con el síndrome de Alzheimer. El realizador conoció a la hija de Fang Xiuyan en 2014 y fue invitado a la casa de su madre al año siguiente.

Su encuentro con la señora, que para entonces estaba en condición grave, conmovió profundamente al cineasta, que no se separó de ella desde que en 2016 supo que su salud estaba empeorando. Bing decidió convertir su último aliento en una forma de poesía, dando voz a personas como ella que viven la vida en los márgenes de una historia que parece haberlas olvidado. 

Relegadas a un rincón, sofocadas por políticas extremadamente conservadoras, las personas retratadas por Wang Bing ejecutan sus pequeñas venganzas personales a través de la pantalla, convirtiéndose, aunque sea por un momento, en protagonistas de sus propias vidas. En este sentido, la señora Fang se erige en símbolo de todo un grupo de chinos que son víctimas de una lógica de confinamiento que los relega a un espacio cada vez más pequeño. 

Prisionera, no solo en términos de ubicación (su provincia, una habitación, una cama), sino también físicamente (sus ojos son prácticamente la única parte del cuerpo que todavía puede mover), Fang Xiuyan parece asumir la apariencia de un pez que se asfixiara en la orilla del río que lo vio nacer. El mismo pez que sus hijos intentan pescar, envuelto en la oscuridad de una noche casi surrealista, pero que ninguno de ellos se atreve a matar.

Con una impresionante serie de planos que encuadran el rostro de esta mujer enferma al límite de sus fuerzas, Wang Bing se adentra en el ritmo lento de los movimientos del personaje, manteniéndose fiel a su historia. Una verdad que ciertamente no se aborda en la conversación familiar que tiene lugar a su alrededor, pero que se esconde en las profundidades de su cuerpo, en su mirada desesperada, en esos movimientos imperceptibles, símbolos repentinos de toda una vida. Wang Bing usa los últimos gestos de la señora Fang para escribir un poema visual de una inusitada intensidad, a un tiempo desesperado y sublime.

Incapaz de expresar su dolor en sus últimos momentos, la familia de la señora Fang, al igual que ella, parece internalizarlo todo, convirtiéndose en arcones que encierran un tesoro. Sus lágrimas, escasas y discretas, solo llegan al final, como un rocío ligero que marcara el principio de un nuevo día.

En Mrs. Fang, Wang Bing nos da una gran lección, no solo en términos cinematográficos, sino también humanos, estableciéndose una vez más como un auténtico maestro de la realidad narrativa.

Mrs. Fang está producida por la compañía francesa Idéale Audience, junto con las hongkonesas Wil Productions y All Ways Pictures, y coproducida por la alemana Documenta 14.

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(Traducción del italiano)

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