24/11/2017 - El documental del director irlandés Feargal Ward, proyectado en IDFA, combina el enfoque poético y la dramatización en una historia de David y Goliat

Gracias a las exenciones de impuestos y la tierra a precios asequibles en los últimos años, los gigantes de Internet como Google, Facebook, Apple y Microsoft han construido una gran cantidad de fábricas y servicios administrativos en Irlanda. La Autoridad de Desarrollo Industrial (IDA) del país continúa trabajando intensamente para atraerlos y ayudarles, tanto a identificar las mejores tierras como a comprarlas a bajo precio.

El primer largometraje de Feargal Ward, The Lonely Battle of Thomas Reid [+lee también:
tráiler
ficha de la película], que acaba de estrenarse mundialmente en la competición principal de IDFA, cuenta la historia de un hombre que se negó a vender su propiedad, una granja y una casa familiar del siglo XVIII en el noroeste de Kildare. Intel le ofreció 10 millones de euros para construir su nueva fábrica.

Thomas Reid es un ermitaño y coleccionista de unos cincuenta años, que parece haberse quedado atrapado en una era pasada. Viviendo solo en su casa llena de objetos que ha ido coleccionando a lo largo de su vida (periódicos viejos, cintas de vídeo y papeles en bolsas de heno), Reid se encarga de su rebaño de vacas, escucha la radio y cocina comida congelada de 2,50 € en unas parrillas. Con un corte de pelo claramente hecho por él, una visible falta de dientes y una mirada confundida, parece ser un objetivo fácil para una empresa y para el gobierno…

Pero tras la decisión de IDA de obligarle a aceptar la expropiación, Reid llevó el caso al Tribunal Superior, donde pierde el juicio y luego al Tribunal Supremo. Inspirándose en las transcripciones de la corte, Ward y el coguionista Tadhg O'Sullivan escenificaron estos procedimientos en la propiedad del protagonista. El juez, los abogados y el representante de IDFA (este último representado como alguien muy sórdido) están rodeados de viejas herramientas agrícolas y tuberías oxidadas mientras debaten el caso. Una elección que le da un toque surrealista a la película y evita el aburrimiento de un documental compuesto solo por escenas de la corte.

El enfoque visual de Ward es atractivo, delicado y casi onírico. Graba a Reid en su casa mientras se desplaza a través de las sombras proyectadas por montones de basura acumulada durante décadas, lo observa a la luz de la tarde cuando cuida a los animales en la granja, o lo sigue cuando compra en el supermercado comida congelada y plátanos (incluso guarda la etiqueta).

Esta decisión nos lleva directamente al mundo extraño y solitario de Thomas Reid, revelándonos las razones que motivan su decisión, en lugar de potenciar el alcance del tema político y económico, y analizar profundamente el tema de los derechos de los ciudadanos. Y esta es precisamente la razón por la que el espectador se siente más afectado por el problema, que hierve bajo la superficie borrosa de la perspectiva singular del protagonista.

The Lonely Battle of Thomas Reid es una magnífica película, en la que las imágenes (compuestas por Ward, también es director de fotografía) se combinan correctamente con el ritmo de montaje (de O’Sullivan). Los temas que aborda, incluido este personaje, se tratan desde una perspectiva original y peculiar, destacando detalles inesperados.

La película fue coproducida por FSE Films con sede en Dublín y el canal de televisión de Hamburgo NDR.

(Traducción del inglés)