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RÓTERDAM 2018 Voices

Nina: historias de amor y de liberación

por 

- El primer largometraje de Olga Chajdas, presentado en Róterdam, es un relato de emancipación femenina en la Polonia actual

Nina: historias de amor y de liberación
Eliza Rycembel y Julia Kijowska en Nina

A primera vista, Nina [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, la nueva película de Olga Chajdas, presentada en la sección Voices de la 47ª edición del Festival de cine de Róterdam a la vez que en muchas otras salas de cine europeas gracias a IFFR Live (leer más), podría parecer el típico producto confeccionado para festivales internacionales, con la consuetudinaria escena en el club con la música altísima para excitar al espectador de turno. Sin embargo, Nina tiene el mérito de afrontar la liberación de la mujer en una sociedad tradicionalmente católica como la polaca a través de una tierna historia de amor entre Nina (Julia Kijowska), casada y en busca de un hijo que no puede tener, y Magda (Eliza Rycembel), joven, libre y sola.

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Los obstáculos para esta liberación son múltiples y ya los conocemos: ante todo, los hombres, o, más particularmente aquí, el marido (Andrzej Konopka), además de la así llamada familia tradicional y el poder político. Todo ocurre en una fría Varsovia en la que se discute una ley que quiere prohibir el aborto a las clases menos pudientes y de la que Nina y su marido se hacen eco. Así, empiezan a buscar a una chica para “subrogar” la concepción de un niño que haría feliz a la madre de Nina, una católica devota. Una pareja de cónyuges de clase media que quiere alquilar un útero frente a un gobierno que quiere impedir el aborto es la paradoja de la que Olga Chajdas parte para describir la emancipación de la protagonista, el descubrimiento de la propia identidad sexual y las relaciones familiares entre individuos fundamentalmente solos, como nos confirman los numerosos planos en que vemos solamente una figura en campo, aislada del resto. Para evitar el aislamiento hay que encontrarse y para encontrarse hay que mantener un desencuentro, algo parecido a lo que le ocurre a Nina con Magda, a quien conoce a raíz de un choque entre sus automóviles.

De aquí nace una historia de amor de lenta gestación, que pasa de estar relegada a lugares privados (las casas de las protagonistas) a manifestarse en los lugares públicos (la exposición de Natalia Bażowska; la plaza central de Varsovia, donde Nina se burla de los militares, o diferentes locales), asumiendo así una dimensión política deudora del cine de Godard y de su El desprecio, citada en varias ocasiones a lo largo del metraje.

De esta manera, el discurso que lanza Olga Chajdas en su primer largometraje avanza lentamente a medida que va aclarando su afirmación de que el amor y la liberación no pueden esperar o depender del poder masculino, esté encarnado este en el marido, en el gobierno o, una vez más (Godard podía mirar lejos), un productor cinematográfico americano.

Nina es una producción de Dariusz Pietrykowski para Film it, que también gestiona sus ventas internacionales.

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