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PELÍCULAS Italia

Crítica: Contromano

por 

- Antonio Albanese regresa para dirigir una agridulce –y en ocasiones surrealista– comedia que trata de un exasperado dependiente de Milán que lleva a un vendedor callejero de vuelta a Senegal

Crítica: Contromano
Antonio Albanese y Alex Fondja en una escena de Contromano

Al grito de “tengamos todos unas bonitas vacaciones solidarias”, el protagonista de la nueva película de Antonio Albanese, Contromano [+lee también:
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, se embarca en un largo viaje para llevar a un vendedor callejero senegalés de vuelta a casa para resolver el problema de la inmigración descontrolada. Es una idea paradójica que se traduce en una loca road-movie de Milán a Senegal, que al principio peca de políticamente incorrecta antes de convertirse, conforme avanza la película, en una oda al diálogo abierto y comprensivo entre dos personas y culturas distintas. En su cuarta película, después de Uomo d'acqua dolce (1997), La fame e la sete (1999) y Il nostro matrimonio è in crisi (2002), el reputado actor, tras el éxito de Come un gatto in tangenziale [+lee también:
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, que protagonizaba junto a Paola Cortellesi y que recaudó 10 millones de euros en taquilla, aborda el peliagudo y muy actual asunto de la inmigración incontenible con ironía y un toque de humor negro.

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Escrita, dirigida y protagonizada por Albanese (que escribió el guión junto a Andrea Salerno, Stefano Bises y el ilustrador satírico Makkox), Contromano catapulta al espectador a la muy ordenada y monótona vida de Mario Cavallaro, un hombre de cincuenta años sin familia, apasionado de la horticultura y amante de la rutina, la cual consiste en tomar un café en el bar de abajo cada mañana tras esquivar a una multitud de ciudadanos no comunitarios que tratan de venderle cosas y que lo llaman, en contra de su voluntad, “¡amigo!” (“No soy tu amigo” es su respuesta exacta). Cuando le dicen que unos “Egipcios con un kebab” han comprado su querido bar, su mundo empieza a tambalearse. Pero el golpe de gracia llega cuando Oba (el actor francés Alex Fondja),  un vendedor callejero senegalés, coloca su parada justo delante de la tienda de Mario, que vende calcetines finos y que heredó de su padre, donde ofrece los mismos artículos más baratos, roba a los clientes y se burla de él.

“¡Sois demasiados!” exclama Mario, sintiéndose rodeado y ahora en medio de una pesadilla. Así que, por racismo o simplemente por pura crueldad, idea un plan: drogar a Oba, atarlo y meterlo en la parte trasera del coche y devolverlo a Senegal. Su creencia es que “Si todo el mundo llevara a un inmigrante a casa, se resolvería el problema”. Pero también, metiéndose en su coche para que la lleven a casa, está Dalila (Aude Legastelois), la aparentemente dulce hermana de Oba, de quien Mario se enamorará por el camino conforme ella va empezando a cambiar el punto de vista de él. La transición de comedia negra a comedia reconfortante es bastante rápida, y este tono oscilante afecta un poco a la película. “La historia trata sobre el encuentro entre dos tipos distintos de aislamiento: el de Mario, que representa a occidente, honrados pero desconfiados, y el de Oba y Dalila, que dejaron su hogar. Los unen el diálogo y una experiencia compartida”, explica el director. Una forma alegre de hablar de la diversidad (también mostrándonos “su” punto de vista), nuestros miedos contemporáneos y la inmigración duradera, entre el realismo y la locura lúcida.

Producida por Domenico Procacci (Fandango) con Rai Cinema, Contromano se estrenó en los cines italianos el 29 de marzo, con 01 Distribution distribuyendo 380 copias.

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(Traducción por Marta Quirós)

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