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CINÉMA DU RÉEL 2018

Crítica: Rêver sous le capitalisme

por 

- La documentalista Sophie Bruneau ha encontrado un punto de vista original freudiano para abordar la cuestión del sufrimiento en el trabajo en el mundo moderno

Crítica: Rêver sous le capitalisme

Cuando el pitido del escáner de la caja registradora atormente vuestro sueño, cuando vuestros colegas se transformen en zombis o en momias, cuando vuestros clientes se coman vuestro cerebro con una cuchara o cuando las ganas de matar a vuestro jefe o la sensación de ser pulverizado os surja en mitad de la noche, está claro que vuestra actividad profesional diurna influye a un alto nivel sobre vuestro subconsciente. Sensibilizada con el tema del sufrimiento en el trabajo, que ya trataba en Ils ne mouraient pas tous, mais tous été frappés (2005), la directora de documentales francesa Sophie Bruneau se hace eco de nuevo de esta cuestión en la producción belga Rêver sous le capitalisme [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, que se ha estrenado mundialmente en París, en la competición internacional de la 40ª edición del festival Cinéma du Réel.

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Con una original perspectiva, inspirada por el planteamiento del libro Rêver sous le IIIe Reich de Charlotte Beradt, la directora dibuja implícitamente el retrato de una organización económica moderna que puede resultar ser profundamente opresora, y un mundo urbano donde la fría transparencia de los edificios evoca una sobreexposición teñida de deshumanización. Para ello, pidió a doce personas que le contaran un sueño (que se convertía a menudo en pesadilla) relacionado con su trabajo, pero con la intención, además, de que lo interpretaran, lo que lleva a sus interlocutores a identificar las causas de su malestar y las tensiones reprimidas de su trabajo diario: las sensaciones de pérdida de libertad o de aislamiento, los ritmos infernales, las presiones psicológicas diversas ejercidas por los jefes, el gran peso de las responsabilidades, etc. Los testimonios que se suceden componen todas las piezas de un puzle denso y sombrío que materializan las inquietudes de unos individuos acechados por el colapso, almas en pena que se preguntan, finalmente, para qué sirven.

Para proporcionar algo de luz sobre esta área oscura en la frontera entre el sueño y la realidad, Sophie Bruneau consigue captar la autenticidad de los 12 testimonios (procedentes de ámbitos profesionales muy distintos) al ofrecer sus narraciones sin manipular el montaje. Y si la película es, ante todo, una obra hablada, la cineasta ha sabido darle un aire visual sobriamente cinematográfico (solo dos testimonios se cuentan de cara a la cámara, el resto se compone de planos, prácticamente todos fijos, de lugares evocadores y fantasmagóricos del entorno de los trabajadores urbanos de nuestro tiempo) en el que el sonido se utiliza hábilmente para sugerir ocasionalmente en contraste cuánto el ser humano es dolorosamente alejado de la naturaleza y de la vida.

Esta película política (producida por Alter Ego Films y Michigan Films), en la que el microcosmo desea iluminar el macrocosmos, Rêver sous le capitalisme, es un documental que no busca la facilidad en términos de ritmo y golpes de efecto en la puesta en escena, pero en la que el fondo (intrigante y muy interesante) y la forma (ascética y controlada) se unen perfectamente para radiografiar una cara parcialmente enferma de la sociedad de nuestra época.

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(Traducción del francés por Cynthia Triviño)

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