24/12/2024 - Mari Rantasila pinta un sensible retrato del grupo Dingo, sensación del rock finés de los 80, que conquistó el país pero que acabó siendo devorado por su propia fama

El pasado 25 de diciembre, aficionados de todas las edades a la música finlandesa recibieron un regalo de Navidad que habían estado esperando durante mucho tiempo: el estreno a nivel mundial de My Name Is Dingo. El biopic, dirigido por la actriz y cineasta Mari Rantasila (Parting, Risto Räppääjä ja viileä Venla [+lee también:
tráiler
ficha de la película]), ganadora de un premio Jussi, cuenta la historia de uno de los grupos de rock con más éxito de Finlandia, Dingo, pero lo hace poniendo el foco en los conflictos internos de su vocalista, Pertti “Nipa” Neumann (interpretado magistralmente por Saku Taittonen).

Dingo ha sido la banda sonora de la vida de muchos finlandeses: su primer casete, su primer concierto, el primer beso en la parte trasera de un coche y, para los recién llegados al país, una clave para aprender el idioma. Aunque parece un milagro que esta película no se hubiera hecho hace 20 años, lo cierto es que el momento en el que se estrena este largometraje no puede ser más oportuno, ya que llega 40 años después del lanzamiento de Nimeni on Dingo (“Mi nombre es Dingo”), el álbum con el que el grupo se dio a conocer, y la película es tan cautivadora que sin duda levantará el ánimo tras un año tan difícil.

Aunque las películas sobre el ascenso y caída de estrellas del rock no son ninguna novedad, esta producción es una joya, y denota una entrega total en todos los aspectos. El actor Saku Taittonen refleja la dualidad de su personaje entre un tormento interno, causado por un trauma infantil temprano derivado de un padre controlador, y un orgullo herido con tal autenticidad que resulta casi imposible distinguir su actuación de la persona real a la que interpreta. Y, por si fuera poco, sabe cantar. Taittonen está acompañado de un elenco que tampoco se queda corto, con un Elias Salonen que brilla en el papel del primer mánager de Dingo, Lasse Norres (“Mi salario es más alto que el del presidente”), que pasa de 0 a 100 en cuestión de segundos a través de una serie de arrebatos en pantalla de los que ponen la piel de gallina. Y lo mismo puede decirse de Ronja Keiramo, que da vida a Marika, la primera pareja de Nipa, y logra transmitir mucho únicamente con la mirada.

A la película no le falta un ápice de ritmo, y prueba de ello son los diálogos ágiles de la guionista Hanna Leivonniemi, el diseño de producción vibrante y realista de Sasu Joutsi, la edición bien medida de Hanna Kuirinlahti y el vestuario de Susse Roos. Todos estos elementos contribuyen inevitablemente a transportar al público de vuelta a los años 80.

Si hubiera algo que criticar de esta película, sería su enfoque total y absoluto en el vocalista, que no hace sino relegar a los demás miembros de la banda al papel de extras, y lo cierto es que no habría estado de más conocer sus perspectivas. Sin embargo, fue precisamente la “Perttimanía” lo que acabó causando la eventual disolución de “los famosos cinco” (el grupo regresó en varias ocasiones, pero no con todos sus miembros al completo). Tal y como Pertti explica a sus compañeros de banda Eve y Pepe en un momento dado de la película, cada grupo tiene un líder, y en Dingo el líder era él. Sin embargo, no se siente como un líder en su interior, y los comentarios degradantes de su padre no hacen más que perseguirle a donde quiera que va, incluso cuando este pasa a mejor vida.

My Name Is Dingo se estrenará en los cines finlandeses y estonios, pero se trata de una película que también podría atraer a un público internacional que, aunque puede que no entienda la poética e ingeniosa letra romántica, no tardaría en engancharse a la música tan pegadiza de Dingo.

La película ha sido producida por Yellow Film & TV, con el apoyo de la Finnish Film Foundation, Nordisk Film, YLE y la ciudad de Pori. La distribución de la película corre a cargo de Nordisk Film.

(Traducción del inglés)