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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Dopo mezzanotte

por 

- Una película hecha de imágenes, de silencios, de sueños y de sentimientos, de pruebas de devoción y de afecto hacia el cine

Un cine que cita el cine, el cine puesto en abismo. Ferrario ha elegido de rodar Dopo mezzanotte en el Mueso del Cine de Turín, con la intención de construir una película hecha de imágenes, de silencios, de sueños y de sentimientos, de pruebas de devoción y de afecto hacia el cine. Este museo, es todo el cine renudio en un "no-lugar", como lo era la sala de cine para alguién como Truffaut que pasó en ella tardes enteras de su infancia viendo y volviendo a ver peliculas y que aprendió ahí a "vivir". Es justamente lo que hace Martino, personaje central de Dopo mezzanotte. De hecho, la película hace muchas referencias a Truffaut, como a Buster Keaton, con elementos de más y elementos de menos. De Truffaut, esta película tiene el arte de soñar el mundo, de cambiar la vida en cine. De Keaton, tiene el silencio, el sonido mudo, sinónimo de pureza, pureza de un cine que dejó de existir, pureza del alma. Martino tiene la cabeza en las nubes y está enamorado; vive y sueña en un museo. es un ser puro, con gestos delicados. Como lo había hecho en Guardami, Ferrario ha trabajado mucho el cuerpo en esta película, sobre todo el cuerpo fébril, ridículo y frágil de Martino, héroe afásico a la Tim Burton (en Eduardo Manostijeras y Big Fish). Martino es un gran enamorado : es un ser incompleto, al que le falta algo, que busca una lógica en el deseo para aprender su lenguaje...Para Truffaut, "el cine sirve para rellenar la falta de amor...y la falta de amor sirve para rellenar el cine con verdad, porque es su substancia, cogida en la misma tierra de la vida".

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Al espectador de Dopo mezzanotte no le queda más remedio que constatarlo: Ferrario conoce el cine, ha visto y dirigido muchas películas. Uno se esperaría a que expresara tendencias de cinéfilo con esteticismo exagerado -y es que Ferrario empezó siendo crítico, y su bagaje cultural es obvio-, pero no es el caso: Ferrario no impone su pasión fuera de modas para el cine, lo utiliza. Se sirve de citas para permitir al espectador de acceder al corazón del relato narrado por su película.
Conocer bien al cine no basta. La gramática de las imágenes de Ferrario es fantástica, y su arte de relato es auténtico. se adapta perfectamente, con la habilidad que se le conoce, al pequeño presupuesto y al formato numérico, dosificando los momentos dramáticos, ocupándose de los racors, utilizando con brillantez los planos inclinados y la profundidad del campo ( con el decorado fabuloso que es el Mole d'Antonelli/Museo del Cine). Filma muy bien el silencio de Martino/Giorgio Pasotti y los ojos vivos de Amanda/Francesca Inaudide.

Lo más impresionante en Dopo mezzanotte, es la ligereza que la caracteriza, la delicada amabilidad que viene de una concepción positiva del cine. No se trata de un tema pretencioso (y banal) acerca del cine, sino de un reflexión muy fina sobre las relaciones ente ficción y realidad. Por sus referencias explícitas a Jules et Jim y a las películas conservadas en el interior del museo, la película se vuelve cine en estado puro, como si es director desapareciera detrás de ella. Sin embargo, en el cine de Ferrario, cada imágen lleva la firma del autor, el rasgo distintivo de un director cuyo arte encuentra su forma de expresión más bella en la pequeña película filmada por su personaje, Martino, con una cámara de principios del siglo pasado.
Martino es en realidad un ser que vive el instante, como los hermanos Lumière; para él, " no es la gente que hace las películas, sino los lugares". Martino filma "no-lugares" por excelencia, como la estación, el museo, el fast-food, como lo haría Ferrario mismo, que filma toda la ciudad alrededor del museo, como para contar una Turín invisible, apenas vislumbrada y sin embargo tan real, como uno de sus barrios, el ghetto de Falchera. El presente se ve a través del filtro de una visión exaltada, a la antigua. Pero detrás de esos aires de ligereza, Dopo mezzanotte también es una historia de inadecuación social: la película se acaba con una alusión a la política del país por la aparición discreta de un gran pancarta electoral del primer ministro Berlusconi, y el genérico de fin de la película, que designa la película como una obra "no-gubernamental". La serie de Fibonacci que Martino esneña a la joven Amanda prueba que el universo es ordenado, y que quizá sea soñando que uno se hace más libre.

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(Traducción del italiano)

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