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Distribución y frecuencia de asistencia

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En Polonia, más que en el resto de Europa, los distribuidores sintieron la baja en la frecuencia de asistencia en el 2005: las entradas pasaron de 33 millones en el 2004 a 24 millones (menos 27,3%) y los ingresos bajaron 28,7%.
Sin embargo , con 26 sociedades activas , el número de distribuidores se incrementó en 10 nuevos actores desde el 2004. Entre los principales independientes contamos sobretodo con , Gutek Film, SPI International Polska, Monolith Films, Best Film, Vision y Kino Świat International.
El poderío de estos independientes es bastante limitado con respecto a las preferencias del público , como lo confirma el dominio de la taquilla en el 2005, por parte del las películas para distraerse y para el público jóven cinco películas están dentro de los 10 primeros lugares: Madagascar, Harry Potter et la coupe de feu (chacun 1,4 million d’entrées), devant Star Wars: Episode III, Chicken Little y Pooh’s Heffalump Movie.

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Para explicar esta mala tendencia en la frecuentación mientras que las producciones mundiales salen a las salas en las mismas fechas que en el resto de Europa, se invocan las mismas razones que en otros lugares.
Hay antetodo que tener en cuenta la facilidad de acceso a medios audiovisuales que sustituyen al cine: el DVD y la televisión. La preferencia por la escogencia del DVD en vez del cine reposa no únicamente en un cambio de hábitos, en el caso del polaco medio responde a un problema económico .Un lector DVD (200 zlotys, 53 euros) no es sino 10 veces más caro que una entrada de cine, una salida de una familia de cuatro personas constituye un gasto considerable en proporción al salario medio : 80 zlotys (21 euros) únicamente por las entradas por 2500 zlotys brutos mensuales (660 euros).

El cine europeo está casi totalmente ausente de la cartelera local . La única producción europea, que a propósito está a la cabeza de la taquilla, es Storia di Carlo (Karol, un hombre convertido en Papa) de Giacomo Battiato. Las 1,9 millones de entradas de la película de Battiato, estrenada en Polonia dos meses y medio después de la muerte de Juan Pablo II, es un caso que nos sitúa directamente en un contexto social específico. Como Passion de Mel Gibson, Storia di Carlo de Battiato han atraído al cine un nuevo público sin que logre que se conviertan en fieles asistentes o que descubran otras obras propuestas.

La situación de las películas polacas en las salas nacionales durante el 2005 no era mejor que la de otras producciones. Solo tres títulos tuvieron una frecuencia de cientos de miles : Skazany na bluesa (Nacido para los blues) de Kidawa-Błoñski (200 000 entrées), Komornik [+lee también:
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(Collector) de Feliks Falk et Pitbull de Patryk Vega (las dos de más de 100 000 entradas). Pero en este comienzo del 2006, los resultados de taquilla son sorprendentes : en un mes una comedia romántica de Ryszard Zatorski, Tylko mnie kochaj (Debes amarme), batió un record con 1,4 millones de entradas. En segundo lugar con 759 000 espectadores, otro título del mismo género, Ja wam pokażę (Usted va a ver eso) de Denis Delic, que es la continuación de Nigdy w życiu! (Nunca en la vida) de Zatorski primera en la taquilla en 2004 con 1,6 millones de espectadores.

De acuerdo con una encuesta realizada en julio de 2005 por Pentor Research International, el espectador polaco abandona al cine nacional que no representa más que un tercio de las películas que se ven el las salas de cine. Es así como como el público ha casi que ignorado los títulos recientes apreciados por la crítica y los jurados en los festivales: Trzeci (El tercero) de Jan Hryniak, 30 000 espectadores, Persona non Grata [+lee también:
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de Krzysztof Zanussi, 26 000, Jestem (Yo soy) de Dorota Kedzierzawska, 10 000, Rozdroże Cafe (El café del cruce) de Leszek Wosiewicz, 8 500, Wróżby kumaka (La llamada del sapo) de Robert Gliński, 6 000, Mistrz (Maestro) de Piostr Trzaskalski, 5 000 (mientras que su anterior película Edi la vieron 423 000 espectadores).

No se puede concluir que los polacos hallan dado la espalda definitivamente a las películas locales , como lo prueba su apetito por las comedias románticas, lo que no es el caso en las películas de autor. La misma constatación se puede aplicar al cine europeo. Para los distribuidores sacar una película artísticamente ambiciosa representa un serio riesgo económico, sobretodo en el caso del cine polaco en donde los derechos son retenidos por las cadenas de televisión que los coproducen .

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