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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Northern Light

por 

- Las películas pueden decir más que miles de palabras pero, ¿qué pasa si uno no quiere hablar?

La falta de comunicación aparentemente crea una gran desavenencia entre padre e hijo en el drama lírico holandés Northern Light [+lee también:
tráiler
entrevista: David Lammers
entrevista: Jeroen Beker
ficha de la película
]
, la película debut del laureado director de cortometrajes David Lammers. Es una historia de pocas palabras y muchas imágenes, un cuento minimalista que triunfa al intentar visualizar las profundidades del desplome emocional del ser humano masculino, esa rara especie animal poco comunicativa.

Father Lucien (actor de teatro Raymond Thiry) es el propietario de una escuela de boxeo en un barrio al norte de Ámsterdam en la que enseña y aconseja a niños de clase baja y familias inmigrantes. Sus jóvenes clientes encuentran el poder para superarse a través del estimulo de Lucien, quien probablemente sea un entrenador enérgico porque al ser adicto al trabajo olvida sus problemas de casa. Su hijo de 15 años Mitchel no es el problema –el elefante en la habitación explica porque son sólo dos hombres de familia.

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Northern Light es una película sobre el conflicto entre padre e hijo expresado a través de su ensordecedor silencio. La película no trata de cómo vino el conflicto o de cómo será resuelto (aunque hay un sentido definido de cierre de la película), ello la convierte en una película atípica en el panorama cinematográfico holandés, consiguiendo Lammers un sentido de dirección no de profundidad, más que de progreso.

Mitchel (en una maravillosa y matizada interpretación de Dai Carter) es ostensiblemente un adolescente típico: está desesperado por ser independiente y está interesado en las chicas. Vivir solo con un padre que entrena ferozmente a campeones de su misma edad no es fácil para él y cuando finalmente encuentra el coraje para hablar, lo hace sin palabras. El guión, escrito por el director, es excepcionalmente perspicaz en la interacción entre imágenes y palabras y no se tiene ningún problema en permitir que las imágenes hablen por sí solas, lo cual, en esta película de falta de comunicación, se cuelan contenidos y formas, juntos, para crear una fuerte resonancia emocional.

Lammers, que cuenta con relativa poca experiencia, también guarda hábilmente algunas de las cualidades enigmáticas de ambas, palabras e imágenes, así como dibuja el retrato no sólo de la relación de Lucien y Mitchel sino también del barrio en el que viven. En el fondo Northern Light rebosa de vida, sugiriendo una órbita más amplia de historias sin contar en la que se mueven los personajes principales. En el barrio de Ámsterdam retratado, el drama de Lucien y Mitchel parece ser uno de tantos.

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(Traducción del inglés)

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