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CANNES 2006 Quincena / Portugal

Transe : en la noche del sepulcro

por 

Teresa Villaverde no es una desconocida en los grandes festivales. Su primer largometraje de ficción Alex fue seleccionado en Berlín en el Foro del Joven Cine en el 1991. Tres años más tarde, Deux frères, une sœur la hacía avanzar en su carrera, con una selección en competición oficial en Venecia que significó a Maria de Medeiros la obtención del premio de la mejor actriz. En Francia, se la descubrió en el 1998 con Les Mutants, que, después de su proyección en competición oficial en la sección Una Cierta Mirada en el Festival de Cannes, salía en salas, aclamada por la crítica. Finalmente , su último opus,Eau et sel la devuelven a Venecia en el 2001, siempre en competición oficial. Desde entonces, la realizadora portuguesa no había vuelto a la ficción. Hete aquí pues en la Quincena de los Realizadores con una fábula, terrorífica, sobre una Europa de pesadilla."

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avanza entre las tinieblas del continente, en la Europa de los excluidos, de los servidores, de los mercaderes de cuerpos y almas, estas tinieblas donde "es la guerra...entre las personas. Los más fuertes matarán a los más frágiles", dice uno de los soldados modernos, de aquellos que están en guerra permanente para sobrevivir. Relato de un descenso al infierno, el filme muestra lugares exentos de todo paisaje social en sitios cerrados, mediante una narración elíptica, los planos a veces dilatados al extremo. Interpretado por la actriz Ana Moreira (que acaba de ganar este domingo el Golden Globe de la mejor actriz del 2005 en Portugal), Sonia, deja el desierto de hielo de Rusia. Pero ese frío la persigue. Desde el cuarto de hotel alemán donde está prisionera a la casa italiana donde es entregada como regalo al hijo de la familia, (Robinson Stévenin). Robada, violada, prostituida, secuestrada, se ha convertido en una mercancía, un cuerpo perdido, a la deriva.

A través de un trabajo sobre la duración que da tiempo a las imágenes de palpitar, gracias a estos lugares sin geografías, lisos como decorados, por medio de un trabajo sobre el sonido (las voces fuera de la escena como tantas voces interiores, el recuerdo o el sueño) y sobre los colores (blancos, azules, grises, fríos como este hielo que pretendía dejar), Transe se construye lejos de todo naturalismo y va a buscar su relato del lado de la alegoría con sus estructuras de imágenes en ecos, su ausencia de linealidad y la fuerza de su texto poético, más cerca esta vez de uno de los maestros del cine portugués, Oliveira. Y allí donde éste contaba el final de una civilización en Un film parlé, Teresa Villaverde fue a rodar su condenación eterna.

Vendido internacionalmente por Gémini Films, que asegura también la distribución en Francia, Transe fue producido por Paulo Branco mediante su productora portuguesa, Clap Filmes, y la francesa, Gémini, en coproducción con los italianos de Revolver. El filme es apoyado por el ICAM, el CNC y Eurimages.

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(Traducción del francés)

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