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Síntesis

Está claro que los incentivos fiscales, sean del tipo que sean, proporcionan ventajas y beneficios a los sectores audiovisuales de los países tratados. Es más, la industria cinematográfica de cada país ha experimentado y continúa experimentando un crecimiento favorable. El éxito es real y cuantificable. Los efectos en términos de empleo y reconocimiento son dignos de mención y notables para el sector audiovisual, así como para el propio país.

A principios de 2005, Holanda derogó una ley que permitía el refugio fiscal en su país. Irlanda experimentó la misma situación antes de 1987. En los dos casos, las razones dadas revelaron el abuso de los incentivos fiscales.

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Debe apuntarse una característica más sobre Luxemburgo e Irlanda. En Luxemburgo, el productor recibe los incentivos fiscales y, en la práctica, presenta su certificado a los organismos financieros –con beneficios más elevados- con el objetivo de lograr inversiones para su producción. En Irlanda, sin embargo, las empresas no “se animan” a financiar producciones mientras que la tasa de impuestos sobre las sociedades permanezca baja. Puesto que las deducciones fiscales que recibirán son mínimas, deciden invertir en cualquier otro lugar.

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