Cineuropa: ¿Cómo nace la idea de The Italian Pastry Chef [+lee también:
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entrevista: Luigi Sardiello
ficha de la película]?
Luigi Sardiello: La idea era mostrar un personaje que fuese un espectador de su propia vida, una persona ingenua que no hubiese tenido relaciones con el mundo exterior y que por un azar del destino se ve obligado a enfrentarse con la vida, con sus elementos seductores y sus aspectos más oscuros. Hacía falta una profesión metafórica y la pastelería, con sus elementos blancos, sus colores saturados y decididos, la precisión de las tartas, me pareció que representase bien el candor del personaje.

¿Quién es Achille y por qué decide lanzarse a esta aventura?
Es un hombre que no toma decisiones. Es un pastelero. Su vida tiene lugar dentro de su pastelería, es una existencia protegida, tranquila y aislada. No tiene contactos con el exterior más allá de los que le obliga su trabajo. Es un hombre que se ha creado un microcosmos de tranquilidad. En realidad, todos tenemos secretos y un lado oscuro que generalmente no sale a la luz.

¿Cómo se produjo la elección de Antonio Catania para el papel protagonista y cómo lo has dirigido?
Me parecía perfecto para este papel de persona ingenua, un poco desorientado. La principal razón es que tenía el physique du rôle del ingenuo. Luego es un actor que siempre me ha encantado. Tenía el sueño de trabajar con él. Hay actores a los que hay que dar más seguridad, más indicaciones. Otros con los que es suficiente hablar antes de la película y fiarse de su instinto. Catania y Fantastichini son así. He trabajado con ellos en la fase de preparación de la película sobre las características del personas. Una vez en el plató ya se habían convertido en sus personajes.

En cuanto al estilo, ¿en qué películas te has inspirado? ¿Cuáles son tus referencias?
Quería hacer un noir anómalo, un noir italiano. La idea era crear atmósferas, un elemento característico del género, pero mezclándolo con otras cosas. Hay incursiones en la comedia que confunden a quien espera una película clásica. Hay elementos surrealistas, cosas que no se explican. También hay una pequeña ambición de reflexión existencial. Mis referencias son Mario Monicelli, la gran comedia italiana, Vittorio De Sica. Y luego Hitchcock y Truffaut.

En su faceta de profesor de técnica de la escritura, ¿qué consejos da a sus estudiantes?
Mi consejo es que todas las actividades artísticas, empezando por la escritura, no son actividades anárquicas. Los estudiantes creen normalmente que escribir una película sea la libertad total. En cambio el trabajo del artista es dar concrección a la fantasía, enmarcarla en un canon, no obligatoriamente definido por otros, sino quizás por nuestro estilo. El escritor toma ideas y las sitúa en 120 páginas de historia. Como el pintor sitúa sus ideas en un lienzo.

Empezaste tu carrera con Pupi Avati. ¿Qué has aprendido de él?
La capacidad de proporcionar delicadez y ligereza a los temas. Estos no son de por sí ni pesados ni ligeros, sino que dependen de cómo los comuniques. Él siempre ha tenido una manera ligera de afrontar cosas duras. Es lo que espero haber hecho con mi película.

¿De qué género será tu próxima película?
En mi próxima película me gustaría hacer una historia de ancianos muy vivos, de personajes que a pesar de su edad son mucho más vitales que los jóvenes de este país. Siempre habrá un elemento de comedia. Mi idea es contar historias series pero dándoles otro tono. La comedia es fundamental cuando tratas temas melancólicos o tristes.