Una mañana de septiembre, Giulia, de unos treinta o cuarenta años, se encuentra en el parking del pequeño hospital de una ciudad balnearia con un anciano llamado Ettore. Ambos acaban de hacerse unos controles y esperan los resultados para la mañana del día siguiente. Casualidad, voluntad, el caso es que los dos protagonistas pasan el día juntos, durante el que comparten largos paseos, un atardecer sobre las rocas que dan al mar, el baile de la fiesta tradicional del pueblo y una noche en la zona infantil del parque. Al cabo de este tiempo, Giulia y Ettore se conocen y cambian para siempre.