En 1908, Puccini se encuentra en pleno proceso de composición de La Fanciulla del West. Enfrente de su mansión de Torre del Lago, el “Chalet da Emilio”, un refugio construido sobre pilotes y utilizado por pescadores y cazadores, domina el agua. Tras la barra del bar, la bella y sonriente Giulia sirve vino. El Maestro acude al lugar con regularidad – se bebe un vaso de vino, juega a las cartas, se fuma un cigarrillo y vuelve a su música. Giulia es prima de Doria Manfredi, una joven criada que trabaja en casa de Puccini. Un día, Doria sorprende a Fosca, la hijastra del compositor, en la cama con su amante. Por temor a que revele su secreto, Fosca vigilará día y noche a Doria y al percatarse de la complicidad que existe entre la criada y su padrastro, presiona a su madre, Elvira, para que espíe a Giacomo. Una noche lo ve con una joven y aunque no puede ver su cara, está convencida de que se trata de Doria. Mientras Puccini está totalmente inmerso en la composición de su ópera y hacer valer cualquier excusa para proseguir sur relación con Giulia, Elvira aprovecha cualquier ocasión para arruinar la reputación de la pobre Doria, cuyo único crimen ha sido actuar como mensajera entre el Maestro y su prima.