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SEVILLA 2016

Bella durmiente: bailando con hadas

por 

- Ado Arrietta, que no ha perdido un ápice de osadía, lirismo y sensibilidad, nos sumerge en un universo feérico contemporáneo para que disfrute el niño que aún sobrevive agazapado en cada espectador

Bella durmiente: bailando con hadas

¿Puede un cuento tan célebre como La bella durmiente sorprendernos, divertirnos y mantenernos atentos a su enésima conversión en imágenes? Pues sí. De eso se ha encargado uno de los cineastas españoles más inclasificables, rebeldes y libres de todos los tiempos, que ha realizado buena parte de su obra en Francia huyendo de las estrecheces mentales y económicas que le tocó sufrir durante la dictadura franquista: mientras en su país natal no se despoja de la etiqueta de artista underground, sólo conocido por los rastreadores de alternativas ocultas y rarezas heterodoxas, al otro lado de los Pirineos se aplaude su valía, su riesgo y su talento, amén de su vinculación con otros cineastas tan modernos y adelantados a su tiempo como él. No deja de tener gracia que Ado Arrietta, o Udolfo Arrieta o Adolpho Arrieta -su nombre es una constante mutación, como su obra- presente su nueva película, Bella durmiente [+lee también:
tráiler
entrevista: Ado Arrietta
ficha de la película
]
, en la sección Nuevas Olas del XIII Festival de Cine Europeo de Sevilla, codeándose con cineastas vanguardistas a la vez que novedosos a quienes dobla en edad: aquello de que la juventud es un estado mental deja de ser un cliché o un tópico en un caso como el que nos ocupa.

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Rodada y financiada en Francia, Bella durmiente supone la resurrección cinematográfica, tras diez años dedicado a rodar documentales, de Ado Arrietta. Con un casting que ya quisieran muchos directores para sus films (donde comparten vuelo efebos Dolanianos como Niels Schneider con figurones consagrados como Mathieu Amalric), la película trae a nuestros días el famoso cuento de los hermanos Grimm, pero con el sello inconfundiblemente poético y travieso del autor de Merlín. Así, los personajes originales viajan aquí en helicóptero, tocan la batería y hacen fotos con el teléfono móvil, mientras vagan por un universo plagado de hadas buenas y no tanto, reinos encantados y príncipes capacitados para deshacer un maldito hechizo.

Belle dormant posee el halo onírico de un sueño plácido: la interpretación y los movimientos de los actores -que parecen estar bailando no sólo cuando oímos una canción- distan mucho de ser realistas. La belleza física, musical y de los escenarios tiraniza la imagen para arrastrarnos hechizados a un imaginario reino mágico que, gracias a que ha permanecido dormido durante un siglo, se ha perdido lo peor y lo mejor del periodo histórico reciente. La amnesia como medicina curativa de mala energía nos es servida por Arrietta en este film de títulos de créditos de apariencia infantil -dibujados por él mismo- y varitas mágicas diseñadas por Chus Burés, empujando así a salir de dentro del espectador a aquel niño que aún se deja fascinar con las fábulas. Ese crío eterno que es el propio director de Flammes nos invita a participar de este nuevo juego cinematográfico, que viene a ser para él lo que La bella y la bestia fue para Cocteau.

Bella durmiente es una producción de Paraiso Films, La Pomme Hurlante y Hellish Coproducciones, con el apoyo del CNC y Región de Bretaña. De sus ventas se ocupa Capricci International.

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