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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Schnitzel paradise

por 

- Diversión y romance floreciente en la cocina más repugnante jamás llevada al celuloide

Justo después del éxito en taquilla de la holandesa Shouf shouf habibi (la película más visitada en el 2004, vendida a más de 30 territorios), el director independiente Martin Koolhoven reúne de su bolsillo un importante presupuesto y lo usa tal cual Het schnitzelparadijs [+lee también:
tráiler
entrevista: Martin Khoolhoven
entrevista: Mimoun Oaïssa
ficha de la película
]
(El Paraíso de las Chuletas), otro multicultural festín de risa y ruido. La película de Koolhoven tiene muchas similitudes a Shouf, sobretodo con la presencia del cómico Mimoun Oaïssa, la estrella de Shouf quien tiene un papel secundario aquí. Donde la película difiere de su predecesor es en su decidido punto de vista romántico, ambos en términos de su enfoque de comedia romántica comercial a su romance central y en su punto de vista general de la sociedad holandesa multicultural; la gente quizá no lo encaje muy bien, pero en Het schnitzelparadijs "vivieron felizmente para siempre" no obstante siempre parece que pasa justo en la esquina.

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Los papeles principales han sido reservados por el recién llegado Mounir Valentyn (un verdadero hallazgo) y la actriz de moda Bracha van Doesburgh (Vet hard), que interpretan una pareja a lo Romeo y Julieta sin el horrible final y con peor abastecimiento. Él es Nordip, un chico listo medio marroquí medio holandés que no ve nada clara la idea de su padre de estudiar para convertirse en doctor. En cambio, empieza a trabajar como friega platos en la cocina de un hotel restaurante que se presenta como una versión miniatura de la sociedad holandesa, completada con inmigrantes marroquíes, turcos y yugoslavos –algunos legales, otros menos-. Ella es Agnes, la futura heredera del hotel que trabaja allí como una camarera por el momento ("Tengo que empezar des del principio").

Su romance consiste en nada –un par de largas y deseosas miradas y luego varias escapadas a una de las numerosas habitaciones del hotel. Tiene toda la inocencia del amor verdadero imaginado por la gente que nunca antes ha estado enamorada y a diferencia Shouf rápidamente se aparta de la película familiar al romance juvenil sin mucha consideración de lo que una aventura amorosa al estilo occidental significa para un chico que se ha educado en valores marroquíes. Él parece haber absorbido la manera holandesa de enamorarse sin cuestionarlo por un segundo, probablemente ayudado por el punto de vista indígena del director Martin Koolhoven y el guionista Marco van Geffen que adaptó la novela homónima del escritor medio marroquí medio holandés Khalid Boudou).

Lo que funciona en Het Schnitzelparadijs a pesar de su quizá demasiada simple historia de amor es la química pura entre Valentyn y Van Doesburgh, dos jóvenes prometedores attores que echan muchas chispas al aire conseguirá que la audiencia esté enganchada a la pantalla. Añadir a esto la diversión de los progresos en la que debe ser la cocina más repugnante jamás llevada al celuloide; su retrato de cocina sucia como metáfora de la sociedad holandesa, donde reina la anarquía pero sin embargo hay esperanza a la inteligencia y el romance, es un perfecto contrapeso a la dulce aventura amorosa.

Helmer Martin Koolhoven se mantiene cercano a sus personajes con mucha cámara en mano siguiendo a los actores y mucho estilo televisivo en cuanto a primeros planos se refiere, aunque su uso excepcional de la profundidad revela su ojo cinemático. El excelente reparto masculino es frenéticamente cinético, que ofrece un buen balance a las quietas aguas del romance protagonista, además manteniendo los avances a una activa paz des del principio al final. El abundante uso de canciones pop en lengua inglesa y el obligatorio montaje a piezas da a la película un estilo decididamente americano a pesar de su típico entorno holandés. La cocina del hotel no debería ser un paraíso para amantes; esta película ciertamente será divertida para todos aquellos con apetito de gran comedia romántica que ofrece una visión de la sociedad multicultural vista a través de lentes rosas.

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(Traducción del inglés)

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