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CANNES 2011 Un Certain Regard

Oslo, August 31st

por 

- Una sombra de tragedia acompaña a un joven toxicómano. Sobrecogedor retrato firmado por el prometedor Joachim Trier y presentado en el festival de Cannes

El aclamado director noruego Joachim Trier (autor de Reprise [+lee también:
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, un emotivo retrato de la soledad,.

Gracias a la vacía mirada del actor Anders Danielsen Lie (una interpretación impresionante, sobre todo si se tiene en cuenta que, en realidad, es médico), los espectadores no encuentran problemas a la hora de identificarse con su personaje, Anders, aunque se trate de un hombre de 34 años en su primer día de permiso de la clínica de rehabilitación donde está intentando combatir su drogodependencia. Un planteamiento que recuerda a la obra de Pierre Drieu La Rochelle “El fuego fatuo”, que ya fue llevada a la gran pantalla por Louis Malle en 1963, aunque convirtiendo al protagonista en alcohólico.

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La película comienza con un intento de suicidio, dejándonos con la inquietante sensación de que sucederá de nuevo, algo que también el mejor amigo de Anders cree, como le confiesa en una de sus profundas conversaciones. A pesar de los esfuerzos de ambos jóvenes, no consiguen conectar realmente antes de que sus destinos se separen.

Este fracaso se repite a lo largo del día, mientras Anders pasea melancólicamente por las calles de Oslo, va a una entrevista de trabajo, observa a la gente en una cafetería, intenta ver a viejos amigos en una fiesta... Por otro lado, le resulta literalmente imposible volver a ver a una ex novia que es, quizás, su única esperanza de salvación, a la cual intenta llamar sin éxito en varias ocasiones.

La idea, que él mismo confirma en una sesión con el psicólogo, es que es incapaz de sentir dolor o felicidad, perfectamente representada por su expresión desgarradora, donde se mezcla el deseo de conectar y sentir algo con el vacío con que realmente choca este deseo. Su tristeza, sin embargo, consigue emocionar al espectador, el único que no abandona al protagonista, que siente aún más la tragedia, ya que, como dice Anders, lo único que quiere el protagonista es que alguien se emocione con él.

Desde luego, no es difícil identificarse con Anders. Su dolor existencial y soledad van más allá de la lucha de un drogadicto por abandonar su dependencia. De hecho, no es más que una versión amplificada del vacío de las vidas de todos, tanto del resto de personajes como de los espectadores. Que se consiga introducir tamaña tragedia, la más triste de todas, en un par de ojos es un logro inmenso.

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(Traducción del francés)

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