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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Alì ha gli occhi azzurri

por 

- Claudio Giovannesi narra la vida de un adolescente inmigrante de segunda generación en la periferia de Roma. Donde fue asesinado Pasolini en 1975

Una semana de la vida de Nader y Stefano, dos amigos de 16 años que viven en Ostia, una localidad costera cercana a Roma. Una vida hecha de clases en el instituto, robos a prostitutas y peleas en discotecas. Nader es egipcio aunque haya nacido en Roma, está enamorado de la italiana Brigitte y desafía a su familia escapándose de casa. Para defender a su amigo Stefano, acuchilla a un joven rumano y huye. Es perseguido, por lo que tiene que esconderse, hasta el punto de dormir en la playa en pleno invierno. Empieza a sentir las contradicciones de su identidad. Se siente italiano, lleva lentillas azules, le fascina el consumismo, no respeta el Ramadán. Pero termina por usar una pistola contra su amigo Stefano que molesta su hermana, en defensa de la mujer musulmana. Como un perfecto fundamentalista.

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(lit: “Alí tiene los ojos azules”) provienen de la calle. Nader Sarhan llega directamente de uno de los episodios del documental Fratelli d'Italia, que Claudio Giovannesi presentó en 2009 en el Festival de Roma. Stefano Rabatti le roba con frecuencia la escena, con una naturalidad y convicción digna de un Jérémie Renier en una película de los Dardenne. La cámara de Giovannesi permanece muy cercana a los rostros de los jóvenes, aunque, más que al realismo de los directores belgas, parece buscar un reflejo en El odio, de Mathieu Kassovitz, con un desarrollo narrativo que hace presagiar un final explosivo.

El título de la obra hace referencia a una poesía de Pier Paolo Pasolini de 1962, en la que este imaginaba un futuro multiétnico donde los Alís de los Ojos Azules destruirían Roma. La película de Giovannesi está poblada por los adolescentes pasolinianos de la periferia romana del siglo XXI, pero Nader no quiere destruir nada, a pesar de su inquietud. En el fondo, las protestas de la primavera árabe, en ese televisor que la familia Nader mira a la espera de su hijo vuelva a casa.

El tema de la integración se ha convertido en algo común en el cine. "Hacia la tolerancia" era el lema de la Berlinale en 2003 y Rainer Werner Fassbinder rodó Todos nos llamamos Alí en el lejano 1974. Italia, donde el fenómeno es reciente aunque muy brusco, ha producido obras como Terraferma [+lee también:
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Sin embargo, Giovannesi ha preferido evitar que la integración sea visto como el elemento central de la película y prefiere que sea el factor más importante de una reflexión sobre el crecimiento. Creando mientras tanto momentos de cine puro.

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(Traducción del italiano)

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