16/05/2015 - CANNES 2015: El islandés Grimur Hakonarson participa en Un Certain Regard con una película sencilla, eficaz y tierna ambientada en el mundo de la cría de carneros

Que el espectador recuerde, nunca había visto antes un tractor sirviendo de ambulancia improvisada y descargando en el hospital, como si se tratara de un paquete, a un hombre al borde de la muerte; y menos aún que el conductor vuelva a ponerse en marcha con la misma sequedad, sin intercambiar una palabra con nadie, aun tratándose del hermano mismo de la persona que acaba de dejar ante los servicios médicos. Cabe decir que los protagonistas de Rams (El valle de los carneros) [+lee también:
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entrevista: Grimur Hakonarson
ficha de la película] , dirigida por el islandés Grimur Hakonarson y presentada en la sección Un Certain Regard del 68º festival de Cannes, no son personajes banales del séptimo arte, sino que crían carneros como miembros de un linaje prestigioso. En efecto, el cine islandés contemporáneo presta especial atención a los animales desde que De caballos y hombres [+lee también:
crítica
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entrevista: Benedikt Erlingsson
ficha de la película] sedujo en todo el circuito festivalero de la temporada 2013-2014. La sorprendente adicción a los animales vuelve a ser fuente de inspiración en la eficiente Rams, que sumerge al público en un mundo rudo, lacónico, en relación directa con la naturaleza y los elementos sin que por ello carezca de humor y ternura bajo su espesa corteza.

Gummi (Sigurdur Sigurjonsson) y Kiddi (Theodor Juliusson) ocupan dos granjas próximas la una de la otra. Los dos hermanos, casi sexagenarios, son solteros y se dedican a criar carneros, sin dirigirse la palabra desde hace 40 años. Una competición sorda y silenciosa los opone, sobre todo, en los concursos en los que se enfrentan con sus más hermosas bestias, por quienes sienten un afecto enorme. Sin embargo, la enfermedad de la tembladera golpea en la granja de Kiddi y los servicios veterinarios deciden sacrificar todos los rebaños del valle. El malestar es inmenso en todas las granjas porque los carneros son el eje de la economía del lugar. Para Gummi y Kiddi es todavía peor porque toda su vida gira en torno a estos animales desde que nacieron. Kiddi trata de obstruir el sacrificio y las iniciativas para desinfectar la zona antes de refugiarse en el alcohol e ir de vez en cuando a dar unos tiros con su fusil a la casa de su hermano, al que acusa de ser el origen de todos sus males (fue él quien descubrió el primer caso de tembladera). Gummi, por su parte, maquina una estratagema y escamotea su carnero fetiche y algunas cabras y los esconde en su sótano, donde, además, puede protegerse de la furia de su hermano. El invierno avanza y, con él, los incordios. Sin embargo, esto unirá, paradójicamente, a los dos hermanos...

Vista casi exclusivamente desde el punto de vista de Gummi, Rams (El valle de los carneros) juega a las mil maravillas con la disposición geográfica de las dos granjas, situadas en un valle desierto muy cinematográfico. Los protagonistas se espían, se escuchan desde lejos e intercambian raros mensajes con un perro como intermediario. Una comunicación de mínimos que resulta bastante locuaz y que sólo se ve entrecortada por algunas incursiones en la ciudad (en quads), donde se discute el futuro de las granjas de la región. De manera bastante clásica, la película desvela poco a poco el pasado de los dos hermanos y la fuente de su hostilidad, dejando que los acontecimientos venideros los unan, aun difícilmente. El previsible desarrollo, no obstante, no quita un ápice de calidad a una película que se apoya perfectamente en la sencillez y que hace de lo extraordinario de su universo una señal de carácter.

Rams (El valle de los carneros) es una producción de la islandesa Netop Films con Dinamarca, Noruega y Polonia cuyo agente de ventas internacionales es New Europe Film Sales.

(Traducción del francés)