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VENECIA 2015 Orizzonti

Taj Mahal: La prueba de fuego

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- VENECIA 2015: Nicolas Saada firma una muy conseguida película de supervivencia en la que el autor reconstruye con destreza el atentado terrorista en Bombái en 2008

Taj Mahal: La prueba de fuego
Stacy Martin en Taj Mahal

Confinado a menudo en una estricta dicotomía entre obras intimistas y películas de género, el cine francés está viendo cómo estos últimos tiempos surgen intentos de borrar los límites para hacer obras híbridas que aspiren a un amplio público sin que por ello haya que renunciar a la calidad artística. Tal es el caso de Taj Mahal [+lee también:
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, dirigida por Nicolas Saada y proyectada como parte de la sección Orizzonti de la
72ª Mostra de Venecia poco después de su estreno en Telluride. En ella, Saada demuestra su talento al casar un enfoque intimista, casi a puerta cerrada, con un acontecimiento internacional de gran repercusión: el atentado terrorista que el 26 de noviembre de 2008 sacudió el lujoso hotel Taj Mahal de Bombái. Este ambicioso proyecto sigue la línea de Espion(s) [+lee también:
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, el primer largometraje del cineasta y antes crítico, nominado en 2010 al César a la mejor ópera prima, que ya tenía el terrorismo como telón de fondo y que también estaba permeada por un espíritu de aventuras fuera del contexto nacional, situada la acción como estaba en Londres. En esta ocasión, en cambio, Nicolas Saada, autor asimismo del guion, había colocado la barra mucho más arriba: tocaba reflejar la India en la pantalla, lo que siempre es un desafío para un director europeo, so pena de hacer una tarjeta postal. Taj Mahal, sin embargo, supera el reto con orgullo gracias a una mezcla habilidosa de rodaje en estudio en Francia (un trabajo estupendo con los decorados a cargo de Pascal Le Guellec) y filmaciones con cámara al hombro en las calles de Bombái, captando maravillosamente bien la atmósfera abigarrada y agitada de la ciudad; todo ello aderezado de imágenes de archivo de las televisiones que contaron el ataque terrorista de 2008 y que participan directamente en la narración.

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Sada imbrica con brillantez estos elementos a la manera de un artesano enfrentado a la imposibilidad de tratar un tema espectacular con los medios financieros de una superproducción, sorteando con elegancia las dificultades y concentrando su relato en Louise, una joven francesa de 18 años de edad (encarnada por una Stacy Martin omnipresente que aquí corrobora todo el potencial que le veíamos en Nymphomaniac [+lee también:
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) que va a tener que sobrevivir, sola en su habitación de hotel, durante la noche del atentado, con terroristas disparando a diestro y siniestro, tomando rehenes y activando los explosivos que acabarán transformando el lugar en una carnicería. Una noche "hitchcockiana", inspirada en hechos reales, que el cineasta hace palpitante gracias al audaz empleo del sonido y los intercambios telefónicos entre Louise, dentro, y sus padres (Louis-Do de Lencquesaing y Gina McKee), fuera del hotel, tratando desesperadamente de escapar. Una progresión dramática intensa en la que se juega la vida o la muerte y que Nicolas Saada, inteligentemente, narra tras una primera parte en la que detalla tranquilamente la llegada a Bombái de esta familia de extranjeros que tiene la intención de asentarse en la ciudad durante dos años. Ahí se presenta el impacto visual que el país tiene sobre Louise, que oscila en la niebla que separa la adolescencia de la edad adulta, y también los recovecos del inmenso hotel, descubiertos en unos rodeos ociosos y solitarios. Bajo la apariencia de una película de catástrofes, Taj Mahal constituye la superación de una prueba de fuego, una iniciación brutal a la violencia del mundo y a la lucidez necesaria para superar el miedo ("mantén la cabeza sobre los hombros y el mundo te pertenecerá"), un aprendizaje en el dolor de los vínculos esenciales que unen a los seres humanos. Es grande la cantidad de temas que el director desliza dúctilmente en un largometraje tan rico en problemáticas (el terrorismo, el europeo en la India con un guiño a Pasolini, la relación entre una hija y sus padres, etc.) como solvente a la hora de sugerirlas envueltas en un "survivor" muy bien empaquetado (en particular gracias al director de la fotografía Léo Hinstin).

Para acompañar a un cineasta tan prometedor y aventurero como Nicolas Saada, se necesitaba un productor a la altura. Tal fue el caso con Patrick Sobelman, de Ex Nihilo. Belgique coproduce Taj Mahal, cuya agente de ventas internacionales es Bac Films, que, además, la distribuirá en los cines franceses a partir del 2 de diciembre.

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(Traducción del francés)

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